Me quedaba la última experiencia vivida en Asturias el pasado miércoles, antes de tomar el camino a casa, y fue la vivida en el Bar Camacho, en Anieves, una pedanía perteneciente a Oviedo pero situada a 11 kilómetros del centro de la ciudad a la que puede accederse directamente por la autovía que une Oviedo y León pero también, y gozando de un pais de paisaje maravilloso, por la tortuosa carretera que une la capital de Asturias con Tudela Veguín pasando por San Esteban de las Cruces, muy recomendable alternativa que nos llevará el mismo tiempo y con la que nos ahorraremos 7 kilómetros de camino además de disfrutar de una Asturias mucho más auténtica.
Había conocido a Teresa Camacho, hija de los fundadores del restaurante y actual responsable del mismo y a su marido Eugenio el día anterior en la entrega de los diplomas de los Platos de Oro de Asturias en Salas, y le faltó tiempo a mi guía gastronómico, Carlos Guardado, para llevarme a conocer la oferta gastronómica de esta pareja que ha protagonizado un periplo de lo más curioso antes de instalarse en lo que es hoy su lugar de trabajo.
Pero tal vez, en vez de tirar de Google o de mis notas sobre lo vivido en Camacho, la mejor introducción a esta casa de comidas sea la glosa que Amada Alvarez Pico, presidenta del Club de Guisanderas de Asturias, dedicó a esta pareja durante la entrega de los premios, y que dice así:
«Corría el año 1977 cuando en Anieves/Agüería abren un bar Conchita y José Luis Camacho. Son tiempos de muchos obreros en Tudela Veguín, Olloniego y alrededores y el bar va muy bien con menús, así que deciden cambiar de ubicación sin salirse del pueblo y pasar al emplazamiento actual».
Conchita y José Luis tienen una sola hija, Teresa, que en pleno cambio de local se casa con Eugenio y se van a vivir a Mallorca por traslado de Eugenio en su trabajo de entonces en el año 1985. De ahí, a Zaragoza donde tienen a una maña de nacimiento y asturiana que es María Victoria. Después marchan a Córdoba, y más tarde a Sevilla donde tienen a Macarena, de nombre y nacimiento andaluza pero asturiana de genes como la otra.
Con espíritu de emigrantes y siempre por razones de trabajo deciden marchar con sus niñas a Barcelona. Las niñas crecen y empiezan a tomar sus caminos. Macarena se viene a Asturias a estudiar Derecho y María Victoria se independiza.
Ellos, Eugenio y Teresa piensan, ¿Qué hacemos dos asturianos solos en Barcelona? ¿Por qué no nos vamos a la terrina? Pero eso supone dejar el trabajo que allí tienen… A la vez piensan cómo estará el Bar Camacho en Anieves. Su padre y su madre ya se habían jubilado años atrás y lo habían dejado.
Era el 2011. Ni cortos ni perezosos, acostumbrados a mudanzas entre ciudades como ya estaban, arrancan para su ‘Oviedín’ del alma. En el camino ya lo fueron madurando: «Nada, abrimos el bar Camacho, con lo bien que les fue a mis padres», decía Teresa, «y ya verás. Yo cocino lo que sé y voy a aprender todo lo que pueda rápidamente…» y así fue.
Arreglan y decoran el Bar Camacho entre los dos dándole un estilo hogareño precioso y muy personal que aún perdura en esta casa. Su madre había tenido mucha mano con los callos y le pasó su buen hacer a Teresa. Ella se esforzó para aprender y vaya si lo logró… Hoy en día vienen gentes de cualquier punto de España e incluso del extranjero para probar sus callos, sus cebollas rellenas de bonito o de carne, su fabada o pote y demás viandas.
En el 2018 entra a formar parte del ‘Club de Guisanderas de Asturias’, aportando muchas ganas de trabajar, de aprender y siempre con una gran predisposición a ayudar en lo que sea.
Su marido Eugenio, además de llevar la sala como un gran profesional que es, aún saca tiempo para trabajar su huerto familiar ecológico, con el que surte de verduras y hortalizas en gran parte al restaurante.
Sus hijas, lo que son las cosas, Macarena se hizo azafata vuelo, entró en Vueling y vive en Barcelona con su pareja y Victoria es presentadora de la Televisión del Principado de Asturias (TPA) además de haberles dado dos nietos preciosos.
‘Casa Camacho’ con Teresa y Eugenio son hoy merecedores de esta distinción que es de Plato de Oro de la Gastronomía Española que otorga Radio Turismo, por su buen hacer en el gran entramado que significa la gastronomía astuariana dentro de la española. Enhorabuena Teresa, Eugenio y familia… a seguir así».
Hasta aquí la impecable glosa de Amada Sánchez Pico con la que, además, compartí mesa y mantel en ‘Casa Camacho’ y que, como puede verse, describe a las mil maravillas la trayectoria de esta pareja hasta hacerse cargo del restaurante paterno.
Y a partir de ahí… todo es historia. Teresa y Eugenio llevan 13 años al cargo de este establecimiento que visto desde el exterior y situado como está en una vivienda obrera, parece un simple bar de barrio pero que guarda en su interior un tesoro inesperado. Para empezar, la zona de barra es un comedor, decorado con un gusto exquisito, dando, desde que cruzamos la puerta, la impresión de entrar en una casa particular.
Para continuar, si queremos acceder al comedor interior tendremos que hacerlo… atravesando la cocina. Así que no hay secretos que esconder en en ‘Casa Camacho’ y la confianza es total.
Pasaremos, literalmente, entre los fogones, viendo lo que se está cocinando y emplatando y podremos incluso, si tenemos la confianza necesaria, abrir las tapas de las cazuelas como si estuviéramos visitando a un pariente o amigo.
Y es que esa es la filosofía de Teresa y Camacho: recibir a amigos más que recibir a clientes. Quien llega a Casa Camacho, sea amigo o desconocido, es bienvenido y tratado como uno más. Y acorde a la filosofía del local, la cocina no tiene ninguna floritura. Platos y guisos tradicionales elaborados con cariño y con una muy buena mano, la de Teresa, que sabe dotar a sus platos de los ingredientes más importantes de una receta: el gusto y el cariño.
En nuestro caso, lo comprobamos tras un aperitivo de bienvenida en forma de Tortilla con sus celebradas Cebollas rellenas de bonito (también las tienen rellenas de picadillo), sus míticos Callos, sencillamente sublimes, asturianos 100%, acompañados de patatinas recién fritas, cortados en porciones minúsculas y servidos en plato y con cuchara, y con un contundente y muy sabroso Cabrito asado que terminó de colmar nuestro apetito… y algo más.
De todas formas siempre, siempre hay sitio para el postre, así que Teresa lo llenó con un Arroz con leche impecable terminado a soplete y una Tarta de frixuelos que supuso todo un reto a nuestra gula, reto que, dicho sea de paso, superamos con nota alta dando buena cuenta de la misma.
Respecto al resto de la carta, como pude comprobar, sigue la misma línea de sencillez y suculencia que lo que nos fue servido: Fabada con compango y fabes, Tabla de quesos asturianos, Pulpo del Cantábrico con pimentón de la Vera, Ensaladas (de quesos asturianos, de cecina y queso de cabra…), Hígado encebollado, Escalopines de ternera con salsa de cabrales, Picadillo con huevos fritos, Carrilleras de ternera con hongos, Rabo de toro, Manitas de cerdo, Oreja de cerdo guisada, Mollejas de ternera guisada, Pitu de Caleya de Morcín, Calamares en su tinta, Bacalao en pisto, Fritos de bacalao… no sé ustedes, pero servidor, que está todavía sin disfrutar del ‘pintxo’ de media mañana, se está poniendo enfermo al transcribir esta carta y salivo ya solo de pensar en el retorno, más pronto que tarde, a esta casa en la que la calidad, el sabor y el gusto se unen en un abrazo sincero y tentador, muy tentador.
Por si fuera poco, en ‘Casa Camacho’, y a pesar de su calidad y de la exigente y conocedora clientela de la que se han rodeado, los precios son totalmente comedidos, encontrándose todos los primeros en la horquilla de los 13 y los 17 euros y los segundos entre los 17 y los 20, cobrándose los postres caseros a 5 euros.
Es decir, que además de encontrarnos en una casa en la que vamos a recibir sabor, tradición y cariño, vamos a pagar una cantidad irrisoria por la experiencia.
Sin duda, merece la pena acercarse a Anieves y conocer este rincón al que, sin duda, no le quedan muchos años, no al menos tal como puede ser disfrutado ahora… piénsenlo y tomen carretera a Asturias, que el que avisa…»
de José Manuel Azpeitia
BAR CASA CAMACHO
Anieves, 28 Bis
Teléfono: 985 78 90 09
33919 Anieves, Asturias