por Celso Vázquez Manzanares
El pasado mes de junio, representando a El Trotamateles y junto a unos cuantos compañeros de prensa, acudí a un viaje de estudio, organizado por 10 Comunicación para el Grupo La Navarra, donde tuvimos la oportunidad de desplazarnos a sus instalaciones navarras, y conocer una nueva apuesta empresarial de este gran grupo, especializado en diferentes bebidas siendo su origen, y principal, y punto de partida el vino.
Nos desplazamos, en tren y automóvil hasta la ciudad de Olite-Erriberri, ciudad monumental y antigua capital navarra, situada en el corazón de la autonomía, a 40 Km de Pamplona, una zona donde el relieve accidentado de las sierras de la Navarra Media dan paso a las tierras llanas de la Ribera, una villa que te traslada a la época de los monarcas navarros cuando Olite fue sede real.
Alojados en el incomparable marco del Parador Nacional, del mismo Olite, edificio histórico que ocupa una de las alas del palacio del siglo XV, con sus magníficas torres y almenas, que ha sido declarado monumento nacional y antes de meternos en la faena de la visita profesional, en relajado plan turista pateamos y disfrutamos de las callejuelas de la localidad, visitando el entorno de sus construcciones y terminando como cualquier civil paisano tomando un rosado navarro en la plaza de Carlos III.
Después, en uno de los salones del Parador, y antes de la cena, Ricardo Aguiriano, Director Internacional y estrategia WINE & SPIRITS – GLN, nos presentó el proyecto;
“Grupo La Navarra, ahora bajo las siglas GLN, especializado en elaboración de licores, comienza una etapa con la puesta en marcha de un plan de expansión, diversificación y revitalización de su imagen de marca a nivel nacional e internacional que incluye la incorporación y distribución de nuevas firmas y una nueva estrategia en línea vinícola, bajo la etiqueta Marco Real. La familia Belasco, propietaria del grupo con sede en Viana, apuesta por un despegue empresarial para posicionarse como uno de los grupos de espirituosos y vinos más importantes”.
«GLN apuesta por centrar sus esfuerzos en la hostelería de día, ya que muchos de sus principales productos son bebidas que se consumen en esta franja horaria”.
La firma navarra se encuentra presente en más de 30 países, aunque su objetivo a medio es llegar a 50. Entre sus productos más reconocidos se encuentran las diferentes variedades de pacharán; sus vinos ‘Marco Real’ y ‘Homenaje’, elaborados en la bodega de Olite; y los fabricados en la bodega Belasco de Baquedano, en Luján de Cuyo, Mendoza (Argentina).
“Se ha llegado a un acuerdo con la compañía Icon Spirits, para desarrollar la distribución especializada en tiendas gourmet y en restauración de día, lo que supondrá la incorporación a su oferta de productos como las ginebras G´vine, Nº 3 London y el tequila José Cuervo, entre otras. Además, ha creado una compañía cervecera independiente de la mano de Cervezas Mica, de Aranda de Duero, referente en la elaboración artesanal para la fabricación de una gama selecta bajo la etiqueta Experiencia Salvaje. Cuatro elaboraciones que se diferencian por completo de las actuales tendencias. Una IPA, otra sin gluten, la cerveza más picante del mundo (que pude probar en mi posterior visita a Mica) y otra IPA sabor mediterráneo con naranja y frutas de la pasión”.
La nueva estrategia se dibuja sobre dos líneas de actuación. La primera pone en valor la Sonsierra navarra.
“Una zona privilegiada para el viñedo donde la bodega posee 49 hectáreas de viñedo propio y que mañana visitaremos acompañados por nuestro enólogo Kepa Sagastizábal que ésta con nosotros”.
Y la segunda,
“La creación y elaboración de vinos en las zonas más importantes de España bajo la marca Marco Real”, que destacan el sello de calidad de la marca. “El equipo de bodega elabora vinos en las denominaciones de origen Rioja, Rías Baixas, Rueda, Ribera del Duero y tenemos previsto ampliar nuestra gama a otras áreas vinícolas interesantes. Además tenemos acuerdos de colaboración con cocineros españoles de prestigio como Martín Berasategui, con quien desarrollamos una gama de vinos bajo su propio nombre, y con Karlos Arguiñano y su bodega K5, con la distribución en exclusiva para España de los vinos que elabora en la DO Txakoli con Denominación de Origen Getariako Txakolina».
La presentación continuó de forma más distendida en la cena que a continuación disfrutamos, armonizada con algunos de los vinos de la marca que no sólo acompañaron perfectamente a los tradicionales platos de la cocina navarra, como los pimientos del piquillo, la txistorra, el bacalao ajoarriero o el cordero al chilindrón, sino que hicieron las delicias de los presentes, tanto los espumosos como blancos y tintos, una cata muy completa que comprendió;
“Champagne Nicolas Feuillatte Vintage 2010”, “Marco Real Albariño Lías Riax Baixas by Martín Berasategui”, “Marco Real 100% Verdejo 2020 Rueda”, “Marco Real Organic Wine Rioja”, “Marco Real Cuvee Especial 14.100 B Crianza 2018 Rioja”, “Marco Real Roble Ribera del Duero”.
Para acompañar los postres nos sorprendieron con dos curiosos licores de Bianca Villa, un Licor crema de whisky, y el que fue la delicia de los presentes la Crema de Chocolate.
A la mañana siguiente, bien temprano, nos dirigimos a la zona de viñedos, que cuenta la bodega en la zona de la Sonsierra navarra, a unos 73 km. de Olite. En menos de una hora, llegamos a la localidad de Torres del Río y desde allí a la zona de los viñedos que se encuentran a una altitud entre 450 y 575 metros de altitud.
Nos esperaba el equipo técnico y agrario, muy amable en todo momento, de Marco Real y bajo la dirección, y explicación de Kepa Sagastizábal, nos fue desparcelando las 49 hectáreas de viñedos…
“El área está dividido en cuatro parcelas: La Pared, Valdeherreros, Las Letras y Espesuras. En la primera, con 10 hectáreas, la exposición es norte y la hace idónea para las variedades Merlot y Chardonnay y al sur, para Syrah. La segunda tiene 4 hectáreas dedicadas también a la variedad Chardonnay. La tercera cuenta con 10 hectáreas con orientación sur y en ella están plantadas las variedades Moscatel de Grano Menudo y Graciano. Y la última, la más grande de 25 hectáreas expuestas al norte, crecen las viñas de Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon”.
A la interesante charla educativa de Kepa, también se nos unió José Manuel Plo, CEO de GLN, con el que estuvimos degustando varios vinos de diferentes variedades, muchas veces de la misma parcela, una cata que resultó de lo más interesante y didáctica.
A su vez nos sorprendieron con elaboraciones que, como nos indicó José Manuel Plo;
“Marco Real siempre se ha distinguido por su espíritu explorador y estos vinos que estáis catando aún no están definidos ni como terminarán, ni en que se convertirán.”
La cata de vinos fue; “Marco Real Pequeñas Producciones Chardonnay”, “Marco Real Flor de Chardonnay criado en Lías”, “Marco Real Gran Chardonnay criado en Lías” en Magnum, “Marco Real Pequeñas Producciones Syrah”, todos estos vinos de la parcela La Pared que se encontraba muy cerca del lugar de la cata. Además probamos otros tantos monovarietales que están a la espera de ese espíritu explorador del que nos hablaron al principio.
Desde la zona de viñedos, volvimos a desplazarnos hasta Olite, sede de la Bodega Marco Real para visitar y conocer sus instalaciones técnicas de elaboración y crianza, antes de nuestro último destino del viaje, la localidad de Tafalla.
El celebérrimo e impecable restaurante ‘Túbal’ era nuestro siguiente destino. Un restaurante grande en todos los aspectos, desde su fachada, su escalinata, sus salones, su tradición y como no, su cocina que le da renombre.
Ahora es Nicolás Ramírez quien está al frente y mantiene alto el pabellón, con escasos cambios en la cocina que su ama, madre, Atxen Jiménez, alcanzó con justa fama. Siguen. Así probamos entre otras suculencias los icónicos crepes de borraja con salsa de almejas. El restaurante sigue con su apuesta por el clasicismo coquinario, el de siempre, el tradicional, que no solo se mantiene sino que goza de estupenda salud. Vigente, y activo 79 años después de su inauguración.
Con Nicolás, que nos atendió personalmente, pudimos degustar una “Ensalada de perdiz con ibérico y micuit”, “Crepes de Borraja y salsa de almejas” y “Huevo en costra de patatas fritas, pimientos y tostadica de ajo y jamón”. De segundo, y fue mi elección, “Carrillera de ternera con espuma de patata y crujiente de manitas”. De postre “Mouse y helado de queso con salsa de fresa y frutos rojos”.
Para éste extraordinario menú disfrutamos de los vinos “Marco Real Gran Chardonnay criado en Lías” en Magnum, “Marco Real Rosado”, “Marco Real Selección Privada 2018”, “Marco Real 100% Garnacha Colección Privada Crianza 2018” y algún que otro vino sorprendente.
El broche a la comida lo pusieron unos buñuelos de viento, y nunca mejor dicho…como el viento, tuvimos que salir camino a la estación de Tafalla para tomar el tren hacia Madrid, después de haber disfrutado, aprendiendo, de dos increíbles jornadas en tierras navarricas.
Algo de historia.
El origen del Grupo La Navarra se remonta a 1580. Ese año nació Diego de Belasco que comenzó en el mundo de los licores fundando una pequeña destilería en Lerín. En 1831 surgió Destilerías Viana, hoy en día denominada Destilerías La Navarra con la que la familia comenzaría su primera expansión a nivel nacional con las marcas de pacharán Etxeko y La Navarra.
En 1974, Juan Ignacio Belasco se hizo cargo de la empresa y se centró en la elaboración exclusiva de pacharán. Nacido en Viana, su pasión por el vino y los viñedos le llevaron a Madrid a cursar estudios de Enología. Una vez terminados, con 22 años, se incorporó al negocio familiar.
La Navarra se convertía así en el pacharán líder en el norte de España, lo que permitió a Juan Ignacio Belasco aumentar el negocio y con 46 años elaborar vino en Navarra. A finales de los años 80, adquirió el cien por cien del accionariado de Bodegas Marco Real (Olite) para poder controlar de principio a fin la elaboración de sus vinos e incorporó los viñedos de la familia.
A finales de los 90, junto al enólogo Bertrand Bourdil, comenzó a buscar nuevas zonas vinícolas en España y la primera decisión fue adquirir en 1999 cien hectáreas en Villaester, en la DO Toro, creando Viñedos de Villaester.
Juan Ignacio Belasco Baquedano, que falleció hace ahora cinco años, contó en 2006 con la incorporación definitiva a la empresa de su hijo Mikel Belasco Jáuregui, que cambió el camino de la banca por el de los vinos, y ha seguido con la dirección de empresa familiar, comenzando así la octava generación de la Familia Belasco. El capital del grupo sigue siendo cien por cien nacional y su catálogo actual está formado por pacharán, vinos, champagne, vermú, cremas y licores incorpora nuevas marcas premium en la categoría de ginebra, tequila, amaretto, cerveza craft y moscatel.