BRIHUEGA, EL JARDÍN DE LA ALCARRIA, CON SUS MARES DE LAVANDA PÚRPURA

por Celso Vázquez

por Celso Vázquez Manzanares

El término municipal de Brihuega, en Guadalajara, cuenta con una joya de la naturaleza: los campos de lavanda que cada verano hacen las delicias de todos aquellos que quieren disfrutar de este cultivo centenario en un espectáculo sensorial que vuelve cada mes de julio.

Conocida como `El Jardín de la Alcarria’, Brihuega fue la pionera nacional en el cultivo de lavanda hace 30 años. En el mes de julio, sus campos se transforman en un mar de tonos azulados y violetas con un gran aroma y espectáculo visual.

Gracias a su éxito, el cultivo de esta planta ha ido relegando al de cereal y ya hay más de 1.000 hectáreas en este municipio de Guadalajara, que suponen el 10% de la producción mundial.

Además, la localidad emplazada en la ladera baja desde la llanura alcarreña hasta el valle del río Tajuña cuenta con una completa programación a lo largo del mes de julio que incluye mercados, visitas guiadas a las destilerías, talleres o conciertos para disfrutar al máximo de este espectáculo de la naturaleza.

MAR DE TONOS AZULES Y VIOLETAS

La floración de la lavanda se produce a comienzos del mes de julio dependiendo cada año del clima de la primavera. En 2019, más de 25.000 turistas visitaron Brihuega para conocer de primera mano y fotografiar esta maravilla de la naturaleza a pie, a bici, en coche, en moto e incluso en globo.

Los campos de lavanda se pueden visitar por libre, ya que son campos abiertos y con visita guiada. La oficina de Turismo de Brihuega ofrece información donde se encuentran los accesos y la localización exacta de estos campos para los turistas que deseen visitarlos.

El acceso a los campos de lavanda, localizados en cuatro zonas alrededor de Brihuega, está sujeto a unas normas elementales de respeto al medio ambiente y a la propiedad particular.

También existe la posibilidad de realizar visitas guiadas con salida los viernes, sábados y domingos del mes de julio, a las 19.00 horas y a las 20.30 horas. El coste es de 3 euros por persona.

Además, con motivo de la floración de la lavanda, se organiza cada año un completo programa de actos en el municipio que este año tiene como evento estrella el Festival de la Lavanda, que en esta edición se celebrará el sábado 16 de julio. Los artistas que actuarán serán Soledad Jiménez y Revólver en los campos de lavanda de Malacuera – Olmeda del Extremo.

La siega de los campos suele comenzar a finales del mes de julio o a principios del mes de agosto, cuando la flor ya ha tomado un color grisáceo. Esta labor termina entre la segunda o tercera semana de agosto, despidiendo así la temporada de la floración.

En ese momento, el aroma de la lavanda, lejos de atenuarse, se multiplica ya que las destilerías producen entonces cantidades industriales de aceite esencial y las tiendas locales reponen sus existencias de jabones, cremas, velas, licores, esencias, cosméticos, o bolsitas perfumadas con esencia de lavanda. En los restaurantes de la localidad también se pueden disfrutar de tartas o helados hechos con la famosa flor.

Las propiedades de la lavanda son conocidas desde la antigüedad, cuando las flores perfumaban el agua de los baños. En el Renacimiento se desarrolló el comercio de sus esencias y perfumes, apreciados por sus virtudes cicatrizantes, antisépticas y calmantes.

EL JARDÍN DE LA ALCARRIA

A Brihuega la llaman ‘El Jardín de la Alcarria’ y es que, aunque esta comarca es un páramo seco, lo cierto es que esta localidad alcarreña está rodeada de huertos y arboledas, de fuentes y de parques sombríos como el de María Cristina, el del Molinillo, el parque del Jardinillo o el Parque Luis.

Además de los campos de lavanda, Brihuega tiene mucho que disfrutar. Así en la plaza del Coso, la más grande de la ciudad, se encuentra la oficina de turismo donde pueden reservar visitas guiadas tanto a los campos de lavanda como a otros lugares de interesantes de la localidad.

Está plaza se denomina del Coso desde el siglo XVI y existen diversas teorías sobre el motivo del nombre, una afirma que podría derivar del vocablo árabe de zoco, pues en ella se han celebrado mercados desde el siglo XIII. Otra mantiene que el nombre es debido a que en esta plaza se celebraban las corridas de toros antes del siglo XVI. Brihuega utilizaba éste lugar para la celebración de las corridas antes de contar con una Plaza de toros.

En esa misma plaza se esconden las Cuevas Árabes, 700 metros de galerías subterráneas, construidas en los siglos X y XI, donde en su día se conservaba el vino, aceites y aguardientes, a una temperatura constante de 11 grados. Conviene bajar con algo de abrigo incluso en verano.

En la Edad Media, Brihuega no era un jardín florido, sino una fortaleza sobre la roca: Castrum Brioca. De aquellos días, la villa conserva buena parte de su muralla kilométrica y sus puertas principales: la de la Cadena y la del Cozagón. Y conserva su castillo de la Piedra Bermeja.

En el patio de armas hay uno de los cementerios más bellos y románticos de España, lleno de lápidas y amorosos epitafios. Y en la torre más elevada, un mirador desde el que poder disfrutar de unas magníficas vistas de la vega del Tajuña.

Junto al castillo está la iglesia de Santa María de la Peña, la principal de Brihuega, de inicios del siglo XIII. Su emplazamiento es uno de los lugares más románticos de toda la villa, rodeado de frondosos árboles y en un entorno natural y patrimonial inolvidable. Es de destacar su puerta, de estilo de transición del románico al gótico, y su espacioso interior, perfecto ejemplo de arquitectura cisterciense.

En el extremo norte de la villa de Brihuega se encuentra la Real Fábrica de Paños, una joya de complejo industrial fundada por el rey Fernando VI en 1750. Su creación estuvo motivada por el interés de la monarquía borbónica en impulsar la industria y el comercio en España.

Destaca de la Fábrica, sus jardines típicos decimonónicos, de influencia versallesca y sabor romántico con parterres y cipreses, adornados con farolas, miradores, cenadores y fuentes.

En la plaza de Manu Leguineche, se alza el antiguo convento de San José, del siglo XVI, ahora sede del museo de Historia de Brihuega. Tiene una interesante sección dedicada a la batalla de Guadalajara, que se libró en estos campos en 1937, durante la Guerra Civil.

El convento también alberga el museo de Miniaturas Profesor Max, el cual atesora y exhibe (con ayuda de lupas) las más de 30.000 minúsculas piezas que reunió durante su vida entre las que se encuentra La última cena de Leonardo da Vinci reproducida con todo detalle sobre un grano de arroz.

Brihuega cuenta con un total de 14 fuentes que se pueden recorrer gracias a un folleto que ofrecen en la oficina de turismo. Y es la localidad cuenta con numerosos manantiales subterráneos que manan en numerosas fuentes repartidas por las diferentes calles y plazas.

Por su función se pueden dividir en fuentes ornamentales y fuentes de abastecimiento donde las mujeres iban a llenar sus cántaros hasta que a mediados del siglo XX. En muchas de ellas según la tradición, «las mozas que beban encontraran marido».

Destaca la llamada ‘Fuente Blanquina’ o ‘Fuente de los 12 caños’, sin incluir los que, por la parte de atrás, dan al viejo lavadero. El lavadero consta de tres grandes pilas rectangulares: una primera para el enjabonado de la ropa, otra para el aclarado y una última de menor tamaño para el fregado de los cacharros de cocina.

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