BUENA Y GLAMUROSA GASTRONOMÍA EN LA PUERTA DE ALCALÁ: BERRIA…

Comer y beber de cine, con glamur, frente al Retiro en la Puerta de Alcalá.

Anteayer, 18 de enero, acudí a un acto de presentación turística y gastronómica del municipio de Canillas del Aceituno en un restaurante, bar de vinos, del que venía oyendo, y muy bien, hablar durante meses. BERRIA.

Llegué muy pronto y tuve la suerte de poder sentarme en su espléndida y confortable terraza frente a la Puerta de Alcalá y la entrada principal al parque del Retiro.

Este post está dedicado al sitio que me sorprendió muy agradablemente y a la dueña y alma del lugar, Gabriela Alcorta, que es una de esas damas, corajudas, elegantes, con las que da gusto charlar, escuchar, observar y admirar y que, aún siendo pocas, han dado y dan un toque singular y muy positivo a la restauración gourmet madrileña y española, en este caso. Del acto hablaré en otro post.

Pero, por favor, permítanme antes que hable del lugar único, singular e histórico tan singular en el que está emplazado.

La Puerta de Alcalá.

Esta maravillosa y superconocida puerta denominada, Puerta de Alcalá, en la Plaza de la Independencia, en sus 244 años de existencia, cuando la diseñó el arquitecto, Francesco Sabatini, y construida por los maestros, Francisco Gutiérrez Arribas y Roberto Michel (1769-1788), por mandato del rey alcalde, Carlos III, ha visto de todo.

Por sus arcos o alrededores han entrado y salido decenas de millones de viajeros camino del Este peninsular. Era la entrada y salida de los caminos que desde Valencia, Aragón, Cataluña, y centro de Europa. Por ella salieron y entraron, más, reyes como FelipeV, Carlos III, Amadeo I o Alfonso XII. En ella se libraron luchas, enfrentamientos y hasta pequeñas batallas fraticidas entre comunistas negrinistas y tropas del sublevado, Vicente Casado, en los últimos días de marzo de la agonizante II República Española, cuyos tiros son cicatrices y arrugas de esa monumental e histórica puerta.

Fue extraño cartelón marxista en la Republica y en los míticos ochenta, uno de los himnos de la Movida madrileña, cantado por toda España gracias a Ana Belén y Víctor Manuel (https://youtu.be/6ppRs1mC4Sc) y siempre la Gran Puerta al Parque del Buen Retiro, emblema ‘verde’ de nuestra capital y en la actualidad uno de los centros del glamour gastronómico.

Siempre fue un lugar muy frecuentado por el turismo y transitado por miles de madrileños

Cerca de su emplazamiento vio nacer en la calle Serrano a la famosísima muñeca, Mariquita Pérez; fue lugar de clásicos restaurantes de renombre como Horcher y Club 31, la segunda casa de Clodoaldo Cortés, de Jockey; de dos célebres bares como lo fueron el Café Lyon, donde en sus bajos de la Ballena Alegre, se fundó la Falange Española, y el pub tipo inglés, Sportman, que dirigía maestro de barmans, Tomás Ontoria. En los ochenta se acercó, a Serrano 6, Pastelerías Mallorca, cerca de otra gran confiteria Hernani, al principio de Claudio Coello, al lado donde hoy está el afamado y modernísimo bar Manero.

En los últimos años, desde la inauguración de Ramsés y el hotel Hospes, se ha convertido en una de sus zonas de mayor nivel gastronómico, con casi una decena de grandes terrazas.

La panadería, cafetería y ‘loungeria’, Harina, restaurantes como Alarde, Malvar, Bakan, y recientemente, desde hace dos años, el protagonista de esta nota.

BERRIA.

En el local que fue hace muchos años Telefónica y tienda Movistar, una inteligente, elegante y bella dama, elegante y educada, con criterio y excepcional buen gusto( el interiorismo es suyo), de las de arma tomar, Gabriela Alcorta, gran gourmet y aficionada al vino con su marido, apostó, abrió y no hay duda que lo han logrado por crear un lugar agradable, cómodo y bellamente decorado donde uno puede disfrutar al máximo en un eficiente ámbito glamouroso y eficaz, de toda clase de vinos (se definen como ‘Wine&Bar’) y una cuidada cocina moderna y muy actual, de máxima calidad del producto y extremo cuidado en su cocinado, de manos del chef, Javier Pérez Batallón, y con el asesoramiento experto de Juanjo Bedmar, de La Tasquita de Enfrente y La Cocina de enfrente.

En el campo enológico la oferta siendo apabullante (cuenta con unos 3.500 referencias de grandes etiquetas mundiales y 125 vinos por copas) es igualmente delicada y selecta, seleccionada con esmero por un grupo profesional de un grupo de sumilleres, implicados, con experiencia probada en grandes casas como Mugaritz de Andoni Luis Aduriz, que bajo la batuta de, Tomás Ucha, ofrecen un gran servicio rápido, atento y eficaz, asesorando si el cliente lo desea con gran conocimiento. Hablé con varias personas, como el chef, Javier Pérez Batallón, Vanesa Marlex y Oliva Ridruejo, de los diez de sala y cuatro de la barra, incluido un cortador de jamón y una especialista quesera (trabajan 24 tipos) y mi impresión fue estupenda.

A pesar o además de ser un increíble bar de vinos es también un magnífico lugar para comer excelentemente bien, como demuestra que hoy, tras dos años de funcionamiento eno, la vida representa el 60% de la facturación por un 50 de vinos. Se come muy, muy, bien. Sano, rico y bonito. Barato no puede ser, pues el lugar, el atento servicio y la calidad no lo permiten (una estupenda copa de aperitivo de jerez amontillado, con una rica tapita de aperitivo, 12 euros en la terraza).Pero es que sentarse cómodamente ante la monumental y bella Puerta de Alcalá, viendo la entrada del frondoso y señorial Retiro, antiguo jardín de reyes, casi no tiene precio.

En BERRIA (su nombre proviene de la playa cántabra de Berria, entre Noja y Santoña, tierra de excelentes nécoras, excepcionales anchoas y buen yantar) se comen por ejemplo Patata con Anchoa y papada de ibérico.

Brioche de caviar, Merluza con pimientos piquillos Lodosa entre otras lindezas exquisitas. Y cuenta con una muy buena repostería propia donde un soberbio flan, una clásica tarta de manzana o un casero y fino coulant’ de chocolate son buena muestra.

En mi visita, a la presentación turística y gastronómica del municipio malagueño de del Canillas Aceituno, en plena Axarquía y tierra de excelentes y afamados chivitos (cabritos) probamos un menú compuesto por especialidades de su contorno local geográfico (ver foto), no obstante hubo dos detalles propios de BERRIA, que me llamaron mucho la atención y que me animó el interés por hacer esta nota. Y fueron solo dos pero muchas veces bastan dos pequeñas cosas para orientarnos en la calidad de un establecimiento.

Lo primero, unas chips de patata elaboración asas en casa, excepcionales. Buena patata, cortada finísimamente con mandolina en láminas iguales, bien fritas en aceite virgen de oliva y con un punto ideal de salado. Nada más y nada menos. Crujientes, sabrosas, bien escurridas y adictivas.

Lo segundo fue un pequeñas detalle, en el menú del acto, venía una morcilla local y artesanal de Canillas del Aceituno, ‘canillera’, de sangre y cebolla, especiada, con el aliño típico de esa zona de la Axarquía con base de sal, pimienta, pimentón, comino y la ‘matalahúga’ o maralahuva como llaman allí al anís. Venía con un pimiento de piquillo fantástico. Desde luego ribereño, seguramente de Navarra, y podría ser de Lodosa, Mendavia, Andosilla o por ahí. La morcilla estaba realmente buena, pero el piquillo excepcional. Muy fino, confitado o asado, seguramente, a baja temperatura, en buen aove, durante muchas horas. Era gloria bendita en la lengua, sin casi piel, una carne bien asada, que se deshacía en la boca solo con aplastarla emanado si rico y delicado sabor vegetal y a buen ahumado de leña. Magnífico.