
La cocina catalana ha tenido sus pros y sus contras en nuestra capital, Madrid, y durante muchos años, habló a partir de los sesenta, era muy solicitada y respetada, gozaba de buena fama y con la vasca era considerada una de las mejores de España. Había restaurantes muy concurridos como los extintos ‘La Fonda’ del final de Núñez de Balboa, y de Lagasca, 11 (hoy La Pulpería de Milá), Pedralbes, en la calle de la Basílica, y algunas tabernas y pequeños restaurantes, más o menos temáticos, en el centro urbano.

Después, por motivos políticos desgraciadamente, se fue apagando, poco a poco, la demanda gastronómica catalana en Madrid. Hace un par de décadas el grupo barcelonés, Paradis, entró con mucha fuerza en Madrid, y hasta hace pocos años tuvo como nave capitana su magnífico restaurante, ‘Paradis Madrid’ (hoy ‘Estimar’), en la calle Marqués de Cubas 14, que con un esmerado servicio y una magnífica y culta muestra gastroculinaria catalana. Para mí la mejor, hasta entonces la mejor y más completa de la Villa y Corte. También abrieron los restaurantes como el desaparecido y elegante, ‘Endevant’ en Velázquez con Doctor Arce, y ‘Casa Jorge’, de la calle de Cartagena 104. Y, en el casco viejo, las tabernas restaurante, ‘Can Punyetes’, muy populares y con una divertida oferta y ambiente más bohemio.
Hace un par de años, el grhpo Sagarduy, de los hermanos López Viñaspre, abrieron ‘Cadaqués’, en Jorge Juan 35, esquina a Núñez de Balboa. Hoy quizá la mejor oferta catalana en Madrid, pero más inspirada a la cocina de brasas, arroces y marinera.
Y por último conocimos, ‘CAN BONET’.

Siguiendo con otro recorrido por el barrio de Retiro-Ibiza, acudimos, Miguel Casas Sánchez, de laguiamiguelin.com, Celso Vázquez Manzanares y yo mismo, después de la entrega de los Premios Nacionales de Gastronomía en el Museo Reina Sofia (*), CAN BONET la casa pequeña de Sa Sabrisa, en Avda. Menéndez Pelayo,15 (**), en el trozo entre Doctor Castelo y Arzabal, y La Penúltima, esquina Menor a, quizás, con mayor cantidad de bares con buena oferta gastronómica en una manzana de 80 metros.
CAN BONET, está conectada (colindante) a Sa Brisa, en el pequeño local que ocupó ‘Jamón & Champagne’. El nombre corresponde al apellido, tarraconense, de la familia, Esther, Casa Bonet. Decorado con sencillez vistosa, muy luminoso, algo vintage y cómodo mobiliario. Cuenta con una pequeña cocina que funciona como office y cuarto compartiendo con, Sa Brisa, parte de instalaciones de la cocina.
Pero tanto, el leridano, Pere Vendrell como Esther, ibicencos de adopción desde hace muchos años, son catalanes y bien de campo, de agricultura campesina, ‘pageses’, de alimentos, ‘queviures’, y sabores de la tierra, y esas esencias son las que han querido, y logran, transmitir a sus clientes. Han conseguido una verdadera ‘Casa de menjars’ (casa de comidas) catalana, desde luego urbana pero guardando todas las características de autenticidad, con platos campesinos populares y burgueses tradicionales. Con platos de típicas y buenas verduras, ‘escalibada’, ‘esqueixada’, ‘mongetes’ (judías blancas), y en nada ofrecerán los típicos ‘calçots’ y salsa romescu, con el correspondiente babero y su porrón de cava. Están en ello.


También los, tan esperados, ‘rovellons’ (níscalos) y otras setas de temporada. Y como no la presencia tan necesaria, y más en casa de un ilerdense de pro, los ‘cargols’ (caracoles). Buena y característica muestra charcutera, ‘embotits’ y ‘cuits’ (curados y cocidos). Uno se siente en la Cataluña profunda, de buen pan y ‘oli’ (aceite de oliva), de buena huerta y copiosa granja. Es curioso que solo el gran ventanal separa del trajín de la calle y la concurrida acera que están entre dos ‘ oasis paradisiácos’ el fabuloso parque de El Retiro y la paz bucólica dentro de CAN BONET.
Entramos por Sa Brisa y como suele ser habitual Esther nos acogió y con la eficaz, Sorina, nos sentó en una amplia mesa de rincón, del concurrido comedor, 8 mesas, al lado de la calle. Enseguida, salió de sus talleres culinarios, Pere, y nos recomendaron un popurri de especialidades que aceptamos de sumo grado.
Nos volvió a atender, directamente, Sorina, que se encargó de que no faltara el cava brut ‘Prima Vides’ de Codorniu.
Empezamos con unas ricas olivas, de buen y sabroso aliño, y un aperitivo muy payés, excelente pan de hogaza típica ‘pagesa’, con ajo, tomate, sal aceite y ‘botifarra’ blanca de Lleida, para preparársela cada uno a su gusto.
Continuamos con una apetitosa y fresca, ‘Esqueixada de bacalao’, con tomate rallado, cebolla morada y aceitunas negras de Aragón, una refrescante entrada pero con una buena carga nutritiva de un estupendo bacalao en el punto ideal de desalado.




Seguimos con los imprescindibles, ‘Rovellons con butifarra negra y un gran huevo poché’, una realización estupenda, buenos sabores combinados, y a destacar la untuosidad grata y untuosa del huevo y la grasa fina, de matanza, de la butifarra rota. Me encantó.
Los ‘Caracoles a la “gurmanda” con alioli’, plato muy payés, no tan conocidos como los ‘cargols a la llauna’ (caracoles a la plancha) pero, más difíciles de encontrar y más contundentes, ya que el aporte del denso y sustancioso aporte de la panceta en mini trozos, da mayor sustancia y además, con el aporte excitante de un auténtico y denso ali olí, redondea el plato como potente y sabroso. Sana y noble comida recia de campo.



Continuamos con otro clásico, ‘Fricandó de ternera’ (estofado) con patatas y setas shitaki. Muy rico, correcta elaboración, buena carne, fríable y jugosa, las patatas muy buenas y bien fritas (las hubiera preferido integradas en el guiso, estilo ragú). Un plato de los más populares de la ‘cuina’ catalana.

Colofón fue un ‘Arròs amb conill i cargols’ (arroz con conejo y caracoles). Como decía una comida muy ‘camperola’ (campesina). Y en ella este sabroso y sólido arroz no podía faltar. Es el arroz mediterráneo de huerta más conocido desde Lleida a Murcia y también en Albacete, Jaén, y hasta pueblos de Córdoba. Ortodoxo al estilo catalán, con eminente aroma a monte, tomillo, laurel, romero, etc. y quizá un poco de cítrico. Contundente y generoso, no es en sí un arroz seco (de paella) como lo es el de Pinoso en Alicante. Arroz suelto pero en su punto y muy glutinoso. Empapa perfectamente el guiso del sofrito, hierbas y especias. Tajadas nobles del conejo y caracoles grandes y carnosos. Acompaña si se quiere el magnífico ali olí de la casa. Era el último y no pudimos acabarlo.

Y de postre, cómo no, ‘Crema catalana’.
Elaborada casi a la perfección, con la crema esponjosa y granulada, muy rica y ligera con la capa del planchado de caramelo muy compacto pero de fácil rotura. Nos gustó mucho y nos la acabamos todos.
Estábamos invitados, pero para poder informarles, preguntamos por el precio tarifa de lo consumido y un plato, ración, de cada uno, a compartir entre los tres, menos las tres cremas catalanas, con dos botellas del cava brut, ‘Prima Vides’ de Codorniu, agua mineral y tres cafés, que hubiera salido la comida por 141€. esto es a 47 €. por comensal. Con el vino de la casa, se reduce a 35 €.

Tienen un interesante y completo menú diario; empieza con un pan tomaca y butifarra, cinco primeros y cinco segundos a elegir, más postre y bebida por 18,90 €. muy recomendado.
La barra de espera es la misma que la de Sa Brisa y el trato es, claro, el mismo, agradable, atento, profesional y muy correcto.
Los domingos y festivos, tienen dos turnos. Por lo que es necesario reservar mesa.
Y no olvide que el Retiro está enfrente para dar un agradable paseo.
Rafael Rincón JM
Can BONET, restaurante
Menéndez Pelayo, 15
Teléfono de reservas: 91 046 44 08
28009 Madrid
Metros de Ibiza y Príncipe de Vergara
(*) Artículo entrega Premios Nacionales: https://eltrotamantel.es/la-juventud-premiada-y-reconocida-por-la-real-academia-de-la-gastronomia/
(**) Artículos Sa Brisa: