Vástagos que hacen Sagas…
Después de comer en Casa Bonet, y una breve visita al imprescindible Arzabal Retiro, y otra algo más prolongada a ‘Vinos de Bellota’, justo enfrente de nuestra próxima cita, la CASTELADOS, situada en el local que ocupó ‘El Gabán’. La nueva casa de José Luis Román y sus hijos, Pablo y Rodrigo, una aventura, por lo que vimos, totalmente consolidada.
Los Román y el barrio del Retiro.
Todo empezó hace 59 años, cuando, Juan José Román y Mercedes su mujer, originarios, serranos, de la jienense Cazorla, decidieron abrir una taberna freiduría en el acomodado barrio del Retiro, calle de Lope de Rueda 35, y no podían imaginarse en 1963, que se convertiría, pasado el tiempo, en toda una institución del tapeo madrileño.
No se limitó a las típicas frituras andaluzas si no que amparado en la tradición montera de su tierra comenzó a ofrecer a su creciente parroquia de guisos y platos suculentos de chacinas, casquerías y en especial de caza, venado, jabalí, perdiz… con el tiempo incorporó la tapa a la que dio nombre de su establecimiento las famosas MONTERÍAS, también llamadas ahora ‘tigres’, mejillón relleno de su carne con un sabroso sofrito atomatado y rica bechamel.
Localizado entre tascas emblemáticas como la decana Casa Martín (la del loro, 1929), Casa Rafa, la desaparecida Casa Bustos, las añoradas Tabernas de vinos, Colmenar o Méntrida (hoy la Castela, de su hijo José Luis), el café Jute (hoy Arzabal Retiro), o Sanchís y en el mismo barrio que 21 años después fundé Buen Provecho, en la calle Doce de Octubre, y en 1988, Buen Provecho de la calle Ibiza.
En los 90, poco a poco, Juan José, va cediendo trastos y deja, poco a poco, el timón a sus tres hijos, José Luis, Miguel Ángel y Juan Carlos.
Miguel se queda al frente de La Montería y poco a poco la convierte en un verdadero templo de la buena cocina de la capital. Y con su hijo Adrián se queda con un local veterano cercano, el restaurante y taberna Emaús, en la calle de Doctor Castelo, donde comían muy a menudo personal del cercano Grupo Zeta. El nuevo local, con una decoración más moderna y elegante, se convierte en otra parada del viacrucis del buen tapeo que es hoy el barrio de Ibiza-Retiro. Y este año ha reconvertido totalmente la casa madre, quedándose con un local mediano (antiguo locutorio) quedando un espléndido local.
Pero, hoy hablamos de CASTELADOS. José Luis se independiza a primeros de los 90 y se queda con otro local próximo e histórico en el chateo vecinal. La antigua Bodegas de Méntrida, despacho taberna de vinos de la comarca toledana. Mantiene ese aspecto tabernario antiguo y clásico en Madrid, de mostrador de cinc y lavado manual de vasos de vidrio, a la antigua usanza. Pero además incorpora poco a poco tapas más modernas y marisco de temporada a buen precio, y convierte el interior y un piso incorporado en un restaurante con especialidades muy de la época, ventresca, anchoas, pimientos rellenos, rabo de toro, etc.,. que hacen las delicias de una parroquia vecinal y local, cada vez más nutrida, su éxito es tanto que compite a nivel de público con su antigua casa materna, La Montería. Lo bautizaron con el nombre de ‘La Tercia’, nombre cervecero (tienen fama de ‘tirar’, a la madrileña, a mejor cerveza del barrio, el grifo no para) que a los pocos años y por temas de patentes se ve obligado a cambiar al de ‘La Castela’ en honor a la calle, Doctor Castelo. Y con este nombre se consagra, acudiendo hasta personajes de fama y talla internacional, como Michelle Obama, en 2016.
Hace un par de años, apoyado por sus hijos, Rodrigo y Pablo, se queda con otro local, a la espalda de la Torre de Valencia, bar restaurante ‘El Gabán’ (la competencia de Emaús) y lo convierten en la CASTELADOS.
Con ellos parten profesionales veteranos de la casa como Pablo, como jefe de sala, y Petre, camarero, rumano, con más de 20 años en la casa muy populares, ambos, en el barrio.
CASTELADOS, es un buen reflejo de La CASTELA pero no es una copia. Aporta ciertas novedades en una barra superconcurrida eran las 20:10 del martes, y a los diez minutos de abrir, ya estaban a rebosar y estando allí una hora y media, vimos renovar plazas en la barra y doblar varias mesas altas de tapeo que rodean barra y contorno. Y cuenta, a su vez, con un cómodo restaurante.
Y en la línea de José Luis padre, muy adaptada su oferta y carta, a las preferencias, modas, no ‘trendys’, sino clásicas consolidadas y gustos de un público cada vez más atendido y elegante, la cercana calle O’Donnell se nota. Por supuesto una buena oferta de marisquito.
Por ello, una magnífica carta de vinos por copeo y una bodega muy bien nutrida de etiquetas de bodegas de reconocido prestigio.
Para mí, y respetando las distancias, tuve la sensación de estar en un Doble o Casa Fide pero con restaurante y cocina.
Fuimos, Celso y yo, muy bien recibidos por el equipo que además de ser alguno de ellos lector nuestro, nos recordaban de hace decenios. Tomamos directamente vino. Un clásico txakolí de Guetaría, el Txomin Etxaniz, Getariako Txakolina D.O.; un Rioja D.O.CA. Sierra Cantabria, de Marcos Eguren en San Vicente de Sonsierra, Selección 2020; y un malvasía volcánico de la antiquísima bodega El Grifo, de San Bartolomé, Lanzarote, Las Palmas.
Para picar y probar su cocina tomamos, unos BOQUERONES o ANCHOAS ‘ORLY’, muy bien fritas, esponjosas y friables, de buen tamaño, sabrosas y con un elegante rebozado ‘orly’. Unas PIPARRAS FRITAS, de temporada, pequeñas, buen a aire, bien escurridas y como suele pasar ‘todo es empezar…’. Un MILHOJAS o TIMBAL DE VENTRESCA Y VEGETALES, bastante generoso, hortalizas frescas y sabrosas, muy bien aderezadas con una buena vinagreta e nada o ventresca de bonito del norte, en conserva y aceite, aove. Plato fresco más contundente, que pedía pan. MOLLEJAS DE LECHAL CON BOLETUS Y AJETES, salteadas, esponjosas, buen y fino sabor, poco crujientes pero muy sabrosas, muy ricas. Buena asociación con los boletus de temporada y los alegres ajetes. Plato muy otoñal. Para terminar, Celso pidió una tarta de queso.
Durante toda la sesión el trajín fue constante en barra,.comedor,mesas de tapeo y terraza. Pero la atención fue estupenda, por parte de todos, destacó la del amable y conocedor, Ken, filipino, se les ve de trato amical, cordial, con muchos habituales, diligentes y siempre respetuosos. Un gran equipo.
Para terminar decirles que nos dieron la noticia de que están en trance de ampliar, también, La CASTELA, hacia dentro, se ha quedado con más pisos o interiores y rodeando a la portería con salida otra vez a la calle, pues cogieron también el local de una antigua y colindante perfumería del barrio. Calculan para un año, máximo.
Por lo descrito y si le gusta ‘aperitivear’ bien con majestuosas y apetecibles tapas, con buenos vinos y una cerveza rubia magníficamente tirada, al estilo madrileño, es y puede ser su sitio. No olvide reservar…
Y como titulé los Román en su segunda y ahora tercera generación han logrado ser toda una saga hostelera, imparable y los verdaderos zares de Doctor Castelo. Todo un honor para Juan José y Mercedes.
Rafael Rincón JM
CASTELADOS
C. de Antonio Acuña, 18.
Teléfono: 910 51 56 25
28009 Madrid