Un viaje inolvidable a un paraíso llamado, El Bierzo.
Los días 16 y 17 , fuimos Celso y yo, acompañando a dos grandes del mundo del vino y sumilleres, Jesús Flores Telléz y Manuel Isoler Lancho, a visitar en Otero en el Bierzo, en la ladera noroeste y punto intermedio entre Ponferrada y Villafranca. Al lado de Toral de los Vasos, a visitar a Elva García y su familia, autores de los vinos Aníbal de Otero, viejos amigos de El Trotamanteles.
El viaje fue un constante intercambio de datos y comentarios de la actualidad enogastronómica, dentro de una conversación franca, abierta, inteligente, lúcida, con humor y complicidad entre viejos camaradas. Por supuesto dimos un adecuado repaso a muchos de nuestros conocidos, empezando con una autocrítica personal a nosotros mismos. Pero me alegro saber la gran coincidencia sobre personajes del ámbito y de la farándula enogastronómica madrileña y nacional.
Después de la parada de descanso y aseo y del adecuado almuerzo en el Mesón del Duero, muy recomendable, en Tordesillas, Valladolid, seguimos ruta, confortables en el 4×4 de Celso, experimentado conductor, hasta el mismo Otero.
Pequeño pueblo de apenas 97 habitantes, pero cargado de historia, tradición y campechanía. Elva, su marido, Antonio, ingeniero agrónomo, y su hijo pequeño, Pablo, ya de 22 abriles, en su antigua casa natal, totalmente actualizada y reconvertida en una magnífica casona de campo con modernas instalaciones y adaptada al confort actual, pero de estructura originaria. Con un gran salón central muy luminoso, amplio y una maravilla de decoración con un balcón galería exterior con unas bellísimas panorámicas al Bierzo.
En él nos sentamos a comer el opíparo y tradicional botillo berciano, que fue precedido de un tapeo con la típica androlla, embutido regional de oreja cocida con pimentón, y sabrosa y un toque picante. El contundente botillo, cayeron tres entre los siete, acompañados de las ricas patatas asadas, cachelos, berza y un estupendo chorizo cocido, fue muy apreciado y valorado. Términos con queixo de tetilla con higos y uvas, de la casa, unos bombones helados, buen café y una esplendorosa caña blanca, orujo, casera, elaborada con sus propias uvas por un amigo y vecino buen alquimista de la alquitara o alambique. Soberbia y reconfortante comida casera, familiar donde al final Isoler nos dio una demostración práctica de sus habilidades como experto ‘valet’ recogiendo ágil la mesa y dejando la cocina como los chorros del oro. Mientras que el señor Flores, don Jesús, nos asombraba, con su enorme apetito, como devorador de galletas, Chiquilín, en el caso.
Después una amplia y detallada visita a pie de la viña, siendo la elegida una centenaria, con viñas de más de 120 años, la de los Fonos, joya de la casa con exuberantes plantas aún con uvas mencías, ya que no vendimiaban, hasta el lunes, por falta de grado, por el fresco y lluvias de los últimos días.
Yo dada mi calamitosa movilidad y dolor continuo de espalda quedé en casa, mientras visitaban y conocían de primera mano tan extraordinarias viñas. El día, algo nublado pero con luz y unos 19/21 ° c. de temperatura, era excelente para ello.
Después fuimos a la nueva bodega, parando antes en un mirador con una panorámica espectacular a la «hoya geográfica» que realmente es el Bierzo. Una auténtica Toscana, algo más accidentada y con acentos galaicoleoneses, pero de indudable y comparativa y majestuosa belleza.
La nueva bodega, en el mismo Villafranca del Bierzo, es una parte, trozo, de una antigua fábrica otrora muy célebre de conservas bercianas, y donde alquilan varias naves y tienen los nuevos depósitos de acero inoxidable, uno de 10.000 litros y tres de 5.000, con las barricas de roble francés para envejecimiento y crianza y botellero de reservas. La prensa es todavía manual y muy pequeña, pero van paso a paso ya que por ahora todo sale de la economía familiar y poco a poco se irá mejorando. En eso estamos y queremos y esperamos colaborar.
Después nos desplazamos al hotel reservado, Hotel La Puerta del Perdón, un curioso y muy peculiar hotelito sito enfrente del viejo y majestuoso castillo del marquesado del Bierzo, siglo XVI, y no lejos de la hospitalaria de romeros del Camino de Santiago, iglesia de Santiago Apóstol, con una réplica de la puerta del Perdón santiaguina.
En él, el omnipresente actor, botones, cocinero y director, Dani, formado en Paradores Nacionales, ejerce con maestría y empatía. Acogedora y franca hospitalidad que con su ‘savoir faire’, y experiencia ha logrado un hotel acogedor, moderno, coqueto, adaptado a una casa antigua pero muy confortables Romántico, ‘très mignon’, muy bonito y tierno, es ideal para parejas. Con una terraza interior muy agradable y una buena gastronomía con cocina muy de la zona con una vis actualizada y un buen surtidos do de vinos locales y buen servicio de bar.
El caso es que cenamos pronto, excelente cecina, carpaccio de pulpo, mollejas de lechal con zamburiñas, un curioso mar y montaña, sobre puré de papas, tomate de su propia huerta, tortilla francesa, esponjosa y rica, rica, queso manchego, y nos retiramos a descansar.
Al día siguiente, 09:30, con Elva, un buen desayuno con zumo, buen café, unas tostadas de buen pan rústico, con aove o tomate o mantequilla, y un soberbio bizcocho elaborado por Dani, que me dio el truco, y nos encantó. Lugar de merecida excursión y visita. Muy recomendable.
A las once nos llevó a Toral de los Vasos a una tienda de especialidades y vituallas regionales, donde adquirieron cecina, panes y otras cosas y nos pusimos rumbo a Segovia a comer, camino de Madrid, a Casa Silvano-Maracaibo a comer, el estupendo restaurante del chef Óscar Hernando. Esto ya en otra crónica.
Menos de 24 horas casi idílicas en ese paraíso celta que es el Bierzo, donde sus bellos parajes, preciosa luz y exuberante vegetación solo son superados por la hospitalidad y cariño de su paisanaje.
De Aníbal de Otero, vinos, el maestro, Jesús Flores, nos dará y explicará su acertado y experto análisis sensorial.
Un viaje a recordar. Gracias Elva y familia.
Rafael Rincón JM.
Mesón del Duero en Tordesillas: 983 77 13 46