GASTRONOMÍA Y MICOLÓGICA

por Celso Vázquez

por Celso Vázquez Manzanares

Recoger setas es toda una tradición, pero debe hacerse bajo la supervisión de personas que tengan conocimientos de micología para evitar posibles intoxicaciones, no vaya a ser que por error echemos en nuestra cesta setas no comestibles. A lo largo de la historia han sido muchos los episodios mortales ocurridos con hongos tóxicos. Claudio, el emperador romano, murió envenenado con un plato de setas preparado por su esposa Agripina. Mezcló diversas especies de oronjas, consideradas en aquella época un «manjar de dioses». A la Amanita caesarea le añadió Amanita phalloides, cuya ingesta es mortal. El catador imperial, Halot, que había sido aleccionado por Agripina, probó sólo las oronjas comestibles y le dejó a Claudio las setas venenosas que provocaron su muerte pocas horas después.

Bien seleccionadas, las setas son un manjar culinario que puede prepararse a la plancha, como ingrediente protagonista de tus platos o como guarnición. Antes de prepararlas has de saber que 100 gramos de setas contienen entre 25 y 35 kilocalorías; del 2 al 5% de proteínas; un 4% de hidratos de carbono; y un 2,5% de fibra, según la Fundación Española de Nutrición. Además, contienen un elevado porcentaje de agua, aproximadamente entre un 80 y un 90% de su peso.

Por ello, las setas son un alimento muy saludable, rico en agua, bajo en grasa, con fibra, hierro, fósforo, yodo, magnesio, selenio, calcio, potasio, zinc, vitaminas A y vitaminas del grupo B (concretamente B1, B2 y B3), C y D. Tienen proteínas de alta calidad, aunque su contenido proteico es bajo, ya que oscila entre el 2 y el 5%, valores próximos a los que presentan las verduras. La presencia de compuestos nitrogenados, las desaconseja en personas que padezcan de gota, niveles elevados de ácido úrico o problemas reumáticos.

Consejos para comer setas de forma segura

  1. Limpiar las setas con un paño húmedo. No es recomendable lavarlas excesivamente porque pierden aroma y sabor.
  2. Dejar que se aireen colocándolas en un lugar fresco.
  3. Deben ser consumidas rápidamente para que no pierdan aroma ni sabor.
  4. No consumirlas si no se está completamente seguro de que son comestibles.
  5. En caso de duda, preguntar a un experto en micología que pueda confirmarnos el tipo de seta que es.
  6. Se recomienda que conservemos siempre una muestra de las setas que ingiramos. Así, en caso de intoxicación, podrá ser rápidamente analizada para que la intoxicación sea tratada de forma rápida y eficaz.
  7. No se recomienda consumirlas crudas, ya que contienen toxinas y compuestos nitrogenados, como la agaritina presente en los champiñones, que puede tener una acción cancerígena e irritar el tubo digestivo, ocasionándonos náuseas y vómitos.
  8. Deberán tener especial cuidado las embarazadas, los niños y ancianos y los enfermos de gota o reúma.
  9. Además, deben consumirse con moderación, ya que son indigestas, especialmente para las personas que tengan problemas digestivos, hepáticos o renales.

Beneficios de comer setas

  1. Aportan fibra insoluble. La lignina. principalmente, es muy buena para limpiar el tracto intestinal.
  2. Tienen un alto poder saciante. La lignina se hincha en el estómago, lo que aumenta nuestra sensación de tener el estómago lleno después de comer setas, lo que hace que comamos menos.
  3. Contienen antioxidantes. Ayudan a prevenir la oxidación y la aparación de tumores.
  4. Son bajas en grasas. Contienen pocas calorías, lo que las hace muy saludables.
  5. Aportan vitaminas y minerales. Por eso, la Fundación Española del Corazón las recomienda en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares. Son ricas en hierro, fósforo, yodo, magnesio, selenio, calcio, potasio, zinc, además de vitamina A y vitaminas del grupo B -B1, B2 y B3-, así como C y D.
  6. Son bajas en sodio. Algo bueno para controlar la presión arterial.
  7. Contienen aminoácidos esenciales.
  8. Ayudan a mejorar la diversidad de la microbiota. La lignina favorece la actuación de ciertas bacterias en nuestra flora intestinal.
  9. Son antiinflamatorias. Algunos hidratos de carbono de ciertas setas son ricos en betaglucanos, un polisacárido antiinflamatorio que refuerza nuestro sistema inmunitario.
  10. Ayudan a reducir el colesterol malo. Algunas setas son ricas en ácido linolénico conjugado, un ácido graso omega-6.
  11. Su sabor umami. Las setas tienen el sabor más completo de todos.

Fuente: Noticias de Guipúzcoa

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