por Celso Vázquez Manzanares
El Consejo Regulador de los Vinos del Bierzo ha protagonizado este pasado viernes la tradicional ofrenda del primer mosto de la vendimia que los viticultores de la comarca hacen a su patrona, Santa María la Real de Carracedo del Monasterio. Las circunstancias sanitarias provocadas por la pandemia obligaron el año pasado a cancelar esta jornada de actos tradicionales, que se acompaña con la primera pisada oficial de uvas y que sirve de pistoletazo de salida a la campaña de recogida.
La presidenta del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de los Vinos del Bierzo, Misericordia Bello, y el párroco de Carracedo, Jesús Álvarez, han sido los encargados de la presentación de estos actos que han tenido lugar en la iglesia parroquial del monasterio.
Misericordia Bello, defendió la importancia de comunicar los «valores intangibles» asociados al vino para mejorar su comercialización.
Durante su discurso, la presidenta del Consejo Regulador destacó que la DO Bierzo es «pequeña pero poderosa» y valoró que sus vinos «se encuentran en boca de todos», debido a un producto «único y diferente» conseguido gracias al «esfuerzo y sabiduría» de los viticultores y bodegueros de la comarca. Bello remarcó que la estrategia llevada a cabo en los últimos siete años por el Consejo Regulador se basa en la «puesta en valor de lo autóctono», a través de apuestas como la zonificación y la clasificación en unidades geográficas menores a las de la DO.
Bello señaló que, por los datos que manejan desde el Consejo, no cree que se adelante o se produzca una vendimia antes. «Este año no viene la cosecha adelantada. Tiene que producirse aún la maduración. No vamos a dar fecha todavía no la tenemos. Sería precipitarme, verdaderamente si diera una fecha. pero hasta septiembre, quizá antes del 6 o el 8 de septiembre no se empiece a vendimiar». De esta forma, los días que se presentan por delante serán determinantes.
También indicó que la labor de divulgación de la DO Bierzo en seminarios, ferias y certámenes internacionales sería imposible sin estos «valores intangibles», que incrementan el valor económico del vino, al que definió como «uno de los principales motores económicos de la comarca». «Queremos situarnos no como una zona vinícola más, sino como la mejor», concluyó la presidenta.
Cada año, a finales de agosto, los viticultores bercianos llevan a cabo este sencillo acto que arranca con la pisada de uva en el exterior del templo. Tras conseguir el primer mosto del año, éste se coloca en una jarra a los pies de la patrona, a la que se ruega para que la vendimia se desarrolle sin incidencias y con buena producción.