Además de las abejas, muchos insectos fabrican miel, aunque no todas son aptas para consumo humano. Por ejemplo, la miel de algunas avispas es comestible, saludable y sabrosa, pero la de otras es tóxica y hasta alucinógena, de acuerdo al néctar de las flores con que esté hecha. Pero la miel más consumida, además de la de abeja, es la miel de hormiga.
Producen miel casi de igual modo que las abejas. A diferencia de éstas, las hormigas la almacenan en sus abdómenes, inflándose a medida que la acumulan.
Las hormigas son insectos himenópteros, de la familia de los formícidos, del género ‘Myrmecystus’; en el caso específico de las mieleras, su nombre científico es ‘Myrmecystus mexicanos’.
Estas hormigas de miel son conocidas bajo varios nombres, como ‘Tiocondudi’ y ‘Vinitos’, Vinguinos’ o ‘Chindudis’, según las comunidades y regiones.
Sus nidos pueden alcanzar hasta 2 m de diámetro por 1 m de profundidad, aproximadamente. Se pueden obtener entre 75 a 100 ‘vinguinos’ llenos de miel.
Este insecto, la hormiga de miel, es muy conocida por los campesinos y rancheros que saben de hormigueros de ésta que tienen mas de veinte o treinta años. Aseguran que sus mieles son más ricas cuando tienen mayor edad.
Las hembras neutras son unas hormigas sin alas, cuyos ovarios, imperfectos, las privan de la facultad de reproducirse; pero la naturaleza, fecunda en recursos, les ha dotado de un instinto que las encarga de los cuidados de sus moradas y de la cría de las generaciones.
Luego de la recolección, estos ejemplares se convierten en dispensadoras de alimento para otras hormigas, permaneciendo colgadas del techo de una recámara especial del hormiguero.
El sabor de la miel de hormiga, diferente a la de la abeja, es ligeramente más amargo, es considerado delicioso y comparte muchas de sus propiedades medicinales.
Para obtener la miel, o comerla directamente, como si fueran golosinas, se toman de la cabeza o el cuerpo y se exprime la burbuja guardándola o dentro de la boca.
Dentro de la sociedad de estas hormigas, existe un grupo conocido como ‘repletas’. Estas tienen abdómenes enormes que se estiran fácilmente. Las ‘repletas’ consumen mucha ‘ligamaza’ (sustancia compuesta por glucosa y fructuosa), que almacenan en sus cuerpos para uso futuro del resto de la colonia.
También han sido llamadas ‘tanques de almacenamiento vivientes’, por lo que reciben el nombre de ‘hormigas mieleras’ (portadoras de miel). Su abdomen (llamados ‘gáster’) se hincha y llega a ser tan grande que a veces no pueden incluso caminar.
Dónde encontrarlas
En diversos grados se da en géneros de hormigas americanas, africanas y australianas.
En el continente americano hallamos a estos pequeños seres en el sur de los Estados Unidos.
En México se suelen encontrar en las regiones áridas de Oaxaca, especialmente en la Mixteca. En el norte del país San Luis Potosí es una de las entidades que cumple con las condiciones climatológicas y que cuenta con un ecosistema adecuado para el desarrollo y sobrevivencia de la hormiga mielera.
Los ‘vinguinos’ o ‘chindudis’, hormigas productoras de miel se encuentran en las regiones secas y cálidas del planeta, donde las necesidades de comida fresca no siempre pueden satisfacerse.
Cuando una larga sequía ha acabado con toda la vegetación naciente, los alimentos siendo poco abundantes, hay muy pocas enteramente llenas de dicha miel.
Si al contrario hay mucha vegetación, un hormiguero da una muy grande cantidad de hormigas de miel, tan llenas, que parecidas a unas pequeñas esferas son mas propias para rodarse que para cualquiera otro movimiento.
Es por lo común en mayo y junio, algunas veces en julio o al fin de la primavera, cuando se empiezan a ver dichas hormigas.
Es muy importante no dejar los ‘vinguinos’ al sol, porque su pueden reventarse las bolas de miel.
El proceso
Constituye un caso espectacular de adaptación consistente en la dilatación hipertrófica del abdomen de algunas obreras que, de esta forma, acumulan líquidos nutricios que sirven de reservorio a la colonia.
Ocurre de noche, cuando las hormigas recolectan néctares florales, lo que les permite producir la miel que luego puede ser extraída sin dañar al insecto. Para retirarla, basta con liberar a la hormiga, que se recargará al día siguiente.
Hasta el punto de que sus abdómenes se inflan enormemente, una enfermedad llamada plerergate. El resto de sus hermanas hormigas, son alimentada luego por ellas. Funcionan básicamente como barriles vivientes.
Estas simplemente cuelgan inmóviles del techo de las galeras del nido. Así, el resto de las hormigas mieleras utilizan a los ‘vinguinos’ como almacén despensa.
Su alimentación
La mayor parte del tiempo estas hormigas viven en un líquido citado, ‘ligamaza’. Obtenida de insectos, como los pulgones (piojos de plantas), que al succionar jugos de las plantas para alimentarse, y como a menudo contienen más azúcar de la que ellos pulgones necesitan, estos despiden el exceso como ‘ligamaza’.
Cuando las hormigas ubican la ‘ligamaza’, en las hojas, la succionan y la usan para alimentarse. En ocasiones, las hormigas incluso ‘ordeñan’ a los pulgones, para conseguir que estos liberen más ‘ligamaza’ que luego comen, ‘acariciándolos’ con sus antenas.
Tiene diferentes sabores según las cuatro tonalidades, que al degustarlos pueden ser relacionados con los siguientes sabores agradables: color ámbar (sabor a tepache), un color intermedio (sabor a vino tinto), una más oscura (sabor a vino tinto fuerte), y las de vientre gris conocidas como ‘pulque’ (sabor insípido).
Si la hormiga se exprime, para extraer el néctar, se realiza cerca del hormiguero, puede seguir viviendo al ser devuelta al mismo. Basta con liberar a la hormiga, que se recargará al día siguiente.
Historia de su hallazgo y bibliografía
Los primeros relatos históricos sobre estas hormigas singulares se refieren a varias especies del género Myrmecocystus, distribuídas por Estados Unidos de Norteamérica y por México.
A finales del siglo XVI el historiador, etnógrafo y misionero franciscano español Bernardino de Sahagún (c. 1500-1590), dice en su obra Historia General de las cosas de la Nueva España (publicada póstumamente en 1829):
«Hay otras hormigas que llaman necuázcatl, que quiere decir hormigas de miel. Críanse debajo de tierra, y traen en la cola una vejiguita redonda llena de miel; es trasparente. Es esta vejiguita como una cuenta de ámbar. Es muy buena esta miel, y cómenla como la miel de abejas».
En 1780 el abate e historiador mexicano Francisco Javier Clavijero (1731-1787), comenta en su monumental Historia antigua de México y de su conquista (ed. española de 1844):
Además de estas especies, hay otra particular en Michuacan, y tal vez en otras provincias. Ésta es más grande que las otras hormigas, y tiene el cuerpo pardo y la cabeza negra. En la parte posterior tiene un saquito lleno de un licor muy dulce, del cual son muy golosos los muchachos, y creen que es miel fabricada por las hormigas, como la otra común por las abejas; pero a nosotros nos parece que son más bien huevos. El Sr. de la Barrere, en la Historia natural de la Francia equinoccial, hace mención de semejantes hormigas encontradas en la Cayena; pero éstas tienen alas y las nuestras no.
En 1792 el sacerdote y sabio naturalista mexicano José Antonio Alzate y Ramírez (1737-1799), miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de París y del Jardín Botánico de Madrid, escribe en la Gaceta de Literatura de México:
«Entre los insectos que se hallan en Nueva España, las hormigas que en muchos parajes nombran de miel, y en Zempuala ‘vinitos’, merecen ser observadas con mucha atención: la primera noticia que hubo acerca de ellas se me comunicó en Guadalajara por un curioso a quien se le habían remitido de la villa de Zamora; pero el estado en que se hallaban no permitían formar un juicio acerca de su organización, después la solicité, y estoy cerciorado de que son muy abundantes por todas partes, y que en varios lugares se vende su miel».
«Las que registré con admiración se me condujeron de Tepeapulco, su tamaño es en el todo semejante al de las hormigas que aquí vemos por los campos: su figura del todo semejante, y no se puede dudar sean hormigas; porque a más de que viven en sociedad, tienen aquella uña formada en donde termina el lomo, que los naturalistas reconocen por carácter decisivo en las hormigas: su color es veteado de pardusco y negro, lo particular en ellas (se puede asegurar que ningún naturalista refiere hecho semejante) es que por la primavera el vientre se les llena de miel, y les crece hasta igualar el diámetro de una cereza, de manera que si a una hormiga de las comunes se les aparta el vientre, y el resto del cuerpo se apega a una cereza, se tendrá una viva representación de la organización de estas hormigas; la miel es del mismo gusto que la de las abejas».
En 1850 el naturalista francés Jean Louis Berlandier (c. 1805-1851) describirá ‘in situ’, por vez primera, la estructura y organización de los nidos de las hormigas de miel (que él denominó Polyergus melliferus), en el Diario de viaje de la Comisión de Limites (Comisión que tuvo lugar entre los años 1827 y 1831).
La bibliografía científica registra los nombres de Pablo de la Llave (1832) y Constantin Wesmael (1838), que hicieron descripciones en base a ejemplares que les remitieron. A ellos se sumarían otros naturalistas en la segunda mitad del siglo XIX, entre los que debe destacarse la figura de Christopher H. McCook (1882).
Efectos medicinales
El uso curativo de insectos es una tradición en América desde tiempos prehispánicos.
Sus deliciosos sabores no son su única cualidad práctica pues se considera sus mieles que son medicinales ayudando a la cura de enfermedades digestivas, óseas, otitis, infamación en la boca y fiebre en los niños.
Se utiliza también para tratar infecciones y para reducir la fiebre..
Comercialización
Es una actividad llena de tradición y astucia mexicana, que ha pasado a través del tiempo de generación en generación.
La extracción de estas hormigas mieleras es una actividad que realizan algunas familias en esta zona del Estado de México. Todos los miembros hábiles de la familia participan, a un precio por hormiga entre 1.00 y 1.50 pesos. En un día en el que se encuentran muchos vinguinos, dicen que pueden sacar hasta 100 piezas de un hormiguero medio.
La recolección de miel, sin lastimar a las hormigas, se envasa y se fabrican otros productos como licores y bálsamos.
Puede obtenerse alrededor de 1 kg de de miel por cada mil hormigas ordeñadas.
Los niños de estas comunidades son quienes con decisión, perspicacia y visión salen en su busca, para posteriormente venderlas dentro de su localidad con lo que ayudan a obtener un ingreso a las familias.
Rafael Rincón JM