LOS QUESOS MÁS EXTRAÑOS DEL MUNDO

por Celso Vázquez

Raros, raros, pero que muy raros

Desde el que está hecho con oro líquido al que madura con ácaros, hay para todos los gustos y todos los disgustos.

Te contamos sobre algunos.

1. STILTON GOLD 

Chispas de oro

No estamos seguros de a que grupo de alimentos pertenece el oro, pero lo cierto es que es comestible. Al menos el que le ponen al queso especial de navidad de la marca Stilton de Inglaterra. Está hecho con oro líquido y láminas de oro comestible. Cada kilo cuesta más de 750 libras, algo así como 840 euros. Es el queso más caro que jamás se haya hecho en el Reino Unido.

2. PULE

Ser de burra cuesta caro

El queso más caro del mundo no llegó a ese status por tener oro o diamantes incrustados sino por algo mucho menos glamuroso: está hecho a base de leche de burra.  Se necesitan 45 litros de leche para realizar un kilo de queso, y cada litro cuesta 50 euros. Ante el precio de la materia prima, no resulta tan alarmante que el precio por kilo sea casi 5.800 dólares. Quienes lo producen, la casa Pule (que significa potro), de Serbia, no lo venden a cualquiera, así que además de casi imposible de pagar es casi imposible de conseguir.

3. ÉPOISSES

 Algo huele mal

Además de comandar campañas bélicas, a Napoleón le gustaba el queso Époisses, el más oloroso del mundo. Para que se den una idea de por qué se ganó esa medalla, es tan fuerte su aroma que fue prohibido de los transportes públicos franceses. Hay hasta tutorías para saber hasta qué punto el olor está bien y cuándo hay que desecharlo. Hoy no es tan raro y se puede encontrar en los comercios y restaurantes especializados, gracias a los transportes frigorizados.

4. CASU MARZU

Picada con larvas voladoras

Créalo o no, uno de los quesos más populares de la isla italiana de Cerdeña, está elaborado con larvas que son colocadas en la cuajada del queso de oveja, provocando su mayor estado de descomposición. El ácido del sistema digestivo de los gusanos hace que se genere una consistencia suave y cremosa. El queso se come cuando las larvas aún siguen vivas, si están muertas los locales lo consideran insano. Quienes no teman que estos insectos salten del plato, (de hecho, son voladores), pueden conseguirlo en la isla y en algunas, muy pocas,  queserías especializadas.

5. MILBENKÄSE

Directo de la aspiradora

Alemania produce 1.8 millones de toneladas de queso por año, lo que la convierte en una de las punteras en el área. De todos los que producen, uno de los más particulares muy singulares, es el Milbenkäse, que se deja madurar con ácaros. Lo que éstos hacen es secretar una enzima que transforma el queso de amarillo, a rojo y, luego de un año, a un color oscuro. Tiene un sabor amargo y se dice que quienes lo comen se curan de la alergia al polvo. Manténganse lejos de la bolsa de la aspiradora, mejor no intentar producir este en casa.

6. HALLOUMI

No apto para tostados

Otro oriundo del Mediterráneo, este queso podría rebautizarse como “la provoleta imposible”: el Halloumi no se derrite. Se le puede freír y asar, pero siempre mantendrá la misma consistencia. Se suele servir como acompañante de la cerveza en los bares de Chipre y en verano, junto con rodajas de melón.

Rafael Rincón JM

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