por Celso Vázquez Manzanares
El Mercado de ajos es una tradición de la festividad de Santiago Apóstol en Vitoria-Gasteiz, el 25 de julio, cuando las calles Cuesta de San Francisco y Portal del Rey se llenan de puestos del producto estrella de la jornada: los ajos.
La feria cuenta con la participación de cerca de 70 puestos de vendedoras y vendedores de diferentes puntos de Araba y otras provincias cercanas, cargados con miles de ristras de ajos que se ponen a la venta desde primera hora de la mañana.
Además Vitoria-Gasteiz celebra también el Día del Blusa y la Neska el mismo día 25 de julio, siendo el preludio de las fiestas en honor a la Virgen Blanca que comienzan días más tarde, el 4 de agosto. Hasta este día, la ciudad va calentando motores y acoge actividades previas a las Fiestas, como conciertos, deporte rural, teatro y mucho más.
Dicen que los vitorianos se curten con el frío de las noches de invierno, pero tampoco les desmerece que se desperecen con ajos en un día festivo. Podría decirse que este monográfico mercado agrícola, es el punto de rigor entre la noche de la víspera, territorio de los más crápulas y el jolgorio que se extiende durante todo el día entre barricas y vaquillas.
Los primeros compradores de ajos, la mayoría entrados en años, coincidían en el tiempo con las últimas barredoras, que ponían a punto la ciudad para una de sus jornadas más esperadas, los desayunos pantagruélicos de quienes esperaban un largo día y las cervezas (sí, cervezas o vinos a las 8 de la mañana) de quienes querían estirar la noche. Pero de una forma u otra, todos van de cabeza hacia La Blanca, para que no decaiga tras recuperar el año pasado su máximo esplendor.
El pasado año los productores aseguraban que ni la guerra de Ucrania ni el IPC desbocado habían afectado a sus precios. La mayoría mantenía sus tarifas en relación al año anterior. No obstante, a los clientes más habituales les podrían convalidar un máster en matemáticas, porque las unidades de medida eran de lo más variadas. Algunos por kilo, otros por malla y los más ambiciosos, por ristra…