MIGUEL MUÑAGORRI, AGUR JAUNA

por Celso Vázquez

por Celso Vázquez Manzanares

Esta pasada semana nos ha dejado Miguel Muñagorri. Ingeniero Industrial, E.T.S.I.I., U.P.M. Madrid, en la especialidad de Organización Industrial. Diplomado en Planificación y en Sistemas de Gestión por el C.E.P.A.D.E. de la Universidad Politécnica de Madrid. El rugby fue una de sus pasiones habiendo pasado como jugador por varios equipos, además de haber estado en la Selección Española.

Pero el lector dirá, y qué relación tiene con la gastronomía?. Bien, además de que su hermano Pedro Muñagorri sea uno de los grandes cocineros de nuestro país, y que ahora le podemos encontrar por tierras andaluzas, Miguel era Académico Correspondiente de la Academia Vasca de Gastronomía, Cofrade de la Cofradía Vasca de Gastronomía, Cofrade de la Cofradía de la Buena Mesa, Cofrade de Honor de la Cofradía del Queso de la Mancha, asesor técnico del Instituto de Estudios del Huevo.

Era colaborador asiduo del Boletín de la Cofradía Vasca de Gastronomía y de algunas otras publicaciones, así como en el Aula de Cultura «German Arrien». Ha escrito libros, sobre las aves de paso en el País de los Vascos, Michaelem, un trabajo sobre los San Migueles en Guipúzcoa, La Ballena Vasca y otros animales marinos del golfo de Bizkaia y Los quesos en los Caminos de Santiago.

Persona de convicciones firmes, a la vez que tolerante, la amistad por encima de las diferencias. Disfrutando de los buenos aspectos de la vida, sin dejar de lado el trabajo. Visitó en varias ocasiones la Sociedad Txoko Zar de Madrid para disfrutar de la gastronomía y las tertulias.

A continuación recogemos un resumen de uno de sus libros:

«El oro de los quesos en los caminos a Santiago»

La primera vez que Miguel Muñagorri tomó contacto con los quesos en la Naturaleza fue allá por el verano de 1966, en la Sierra de Gredos, en una marcha con su padre, su hermano y un amigo. Encontraron unos pastores, al pie del pico Almanzor y compartieron un queso de oveja, que le supo a gloria. Tanto que compraron uno. Pocos días después el queso acompañó a dos amigos, José Mari y José Javier y a Miguel en su ascensión al Ernio, desde Cestona, en la que fue consumido. Años después empezaron las peregrinaciones a Santiago. La primera desde Roncesvalles, con su amigo y hermano, Jaime. No había casi nadie en el Camino, que fue duro. Llovió todos los días de aquellos veintiuno que duró. Pero ahí se forjó la vocación de peregrino.

Miguel Muñagorri, siempre estarás en nuestra memoria.

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