PAN CON ACEITE… LA MERIENDA DE MI GENERACIÓN

por Celso Vázquez

Los niños, antes de 1965, antes y al principio del plan de desarrollo y de las nuevas meriendas televisadas, disfrutamos de una de las mejores meriendas posibles, saludable a tope y rica como una golosina que además era muy humilde, económica y casi obligada.

El «hoyo» de pan, o ‘”canto» si este era de miga blanca candeal como el de Cruz manchego, de hogaza extremada o un mollete o de Telera de la Campiña Bética andaluza, sea el pan que fuese en todas las casas había algo de azúcar, mucho pan y aceite, entonces casi todo de oliva, y con ello las madres, abuelas, «titas», tatas y ayas daban de merendar a los niños. Hasta bien entrado los setenta también era corriente dar pan empapado en vino (o quina) y azúcar a los niños como almuerzo o merienda.

No era raro había hasta anuncios televisivos invitando el consumo infantil de vinos quinados, santa Catalina y San Clemente, las más famosas

Esta costumbre era en todo el país, más en las zonas rurales, y por supuesto en las de gran producción de  aceite. Pero yo lo tomaba en Bilbao, Madrid, Andújar, Puertollano, Sevilla, Cazorla, Villoslada de Cameros, Cogollos do, Rota o Espinosa de los Monteros, lugares de residencia o de mis vacaciones, en mi infancia y adolescencia.

Hoy parecería raro, pero haga la prueba, busque un buen pan, candeal, u ojoso, de buen sabor a masa madre (incluso de viena), ahonde y saque la miga dejando un hueco; en él ponga una cucharada o dos, según tamaño, de aove, aceite extra virgen de oliva, (yo en este caso recomiendo picual, hojiblanca, cornicabra o picudo, con sabor y fuerza, o más suaves como arbequina, empeltre …); Y ponga azúcar , como una cucharada de postre (la mitad del aceite) y acabé reponiendo la miga sacada taponando el hoyo.

Obtendrá una merienda ideal que sus niños querrán con asiduidad y pocas tan naturales..También ya más refinado, como cuenta Ricardo, en el siguiente artículo, puede añadirles un cacao soluble  (yo ahora tengo en casa uno fantástico de Rafa Gorrotxategi (www.rafagorrotxategi.eus/denda/index.php?  de Tolosa) pero puede usar cualquiera y aún les gustará más.

Y como gourmets, en salado, aparte de azúcar, para usted, como tentempié, al aceite puede añadirles ajo, pimentón, paté de oliva, sobrasada, o simplemente sal. Verá que buen bocado.

Les dejo con el texto de Ricardo de directoalolivar.com.

Rafael Rincón JM.

«EL PAN CON ACEITE DE MI MADRE»

Hay ciertos alimentos y comidas que activan inmediatamente nuestra nostalgia y nos transportan a otro tiempo.

¿Quién no ha tenido alguna vez recuerdos de su infancia con una rebanada de pan y aceite auténticos?

Pan de masa madre y AOVE con chocolate, azúcar, sal, ajo, tomate… Sabores y olores inolvidables, sencillos y baratos, que siguen siendo igual de accesibles y sanos.

El artículo de hoy está dedicado precisamente a la cultura y a la memoria del pan con aceite… y por supuesto a esa madre que lo preparaba con tanto cariño…

Pan y aceite nuestro de cada día.

La ciencia del pan con aceite no parece tener mucho misterio. El pan es básicamente agua, harina y levadura. El aceite de oliva es sólo zumo de aceitunas.

Pero esta sencilla mezcla con buena materia prima y una elaboración de calidad, da como resultado un alimento rico, natural, saludable y apto para todos los públicos, incluso para celíacos e intolerantes al gluten, aunque de eso hablaremos otro día.

El problema es que hoy, en un mundo altamente industrializado, no es fácil encontrar ni buen pan ni buen aceite de oliva.

Calorias del aceite de oliva

La mayoría de los panes se elaboran en grandes obradores industriales y llegan ya precocinados a las panaderías y supermercados, donde en el mejor de los casos se hornean y venden en el momento como pan recién hecho. El resultado es un pan insulso que recién horneado da el pego, pero que al cabo de unas pocas horas se vuelve insulso y sin sustancia, acabando normalmente en la basura. Como alternativa, podemos guardarlo y que termine sus días dignamente dentro de una buena sartén de migas, pero en cualquier caso como pan es lamentable. Algo parecido ocurre con muchos aceites de oliva virgen extra que frecuentan las estanterías de los supermercados, procedentes de almazaras industriales orientadas a producir grandes volúmenes y que dan como resultado aceites ligeros y económicos, que muchas veces desde luego no deberían venderse como virgen extra.

Cuánto cuesta un buen pan con aceite.

Vamos a echar unos números. Puedes comprar un buen pan de masa madre por unos 3€ el kilo y un verdadero aceite de oliva virgen extra por menos de 6 € el litro.

Teniendo en cuenta que una rebanada de este pan puede pesar unos 50 g y le podemos añadir unos 15 ml de aceite siendo generosos, el coste total del plato no supera los 0,20 €. Sin duda, un alimento barato que a cambio aporta hidratos de carbono complejos (fáciles de metabolizar), grasa monoinsaturada de la buena (ácido oleico), vitaminas y antioxidantes naturales…

Eso sí, el mérito siempre para las proteínas acompañantes: jamón, queso, anchoas…

Pan con aceite y Colacao, la ‘Nocilla de Jaén’.

Es verdad que parece un anuncio, pero hay una singular mezcla que a nosotros nos transporta directamente a la infancia… la ‘Nocilla de Jaén’: pan con aceite, más aceite, un poco más de aceite y una cucharadita de colacao.

Una receta rica rica, sin grasas saturadas y una buena dosis de calorías de calidad como las del aceite de oliva, muy necesarias cuando somos niños activos y guerreros

Por cierto y como curiosidad, Colacao y Nocilla, son dos marcas históricas con un gran valor emocional para muchas generaciones de españoles. Fueron lanzadas al mercado en 1945 y 1967 respectivamente por dos empresas de alimentación míticas como Nutrexpa y Starlux. Ambas han desaparecido ya, pero sus productos estrella siguen triunfando gracias a esa nostalgia, y en la actualidad los fabrica el grupo catalán Idilia Foods.

El mejor aceite de oliva para tostadas

Otro clásico, esta vez de nuestros desayunos y cenas, unas tostadas calentitas regadas con aceite de oliva virgen extra.

No sabemos a quién se le ocurrió la idea de tostar el pan por primera vez, pero seguramente que le movía el hambre o la necesidad, que agudizan el ingenio.

Y es que al tostarlo, incluso ese pan insulso, chicloso y sin sustancia del día anterior, es capaz de recobrar vida por el simple efecto del calor, que recupera la elasticidad de su miga y le aporta un intenso olor y sabor.

Por ello, a la hora de regar la tostada, es recomendable hacerlo con un AOVE frutado y potente…

Un aceite de oliva picual le aportará a las tostadas ese toque de personalidad que necesitan, con un toque algo amargo y picante, fresco y verde como el campo.

por  Ricardo de directoalolivar.com

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