
Ayer un amigo, fiel seguidor y lector, Psico Ferrer, compartía una nota mía, sobre una anécdota personal, publicado en 2014, pero que sucedió a finales de 1981-2, y que vuelvo a publicar para que la conozcan nuestros nuevos compañeros de esta singladura cognitiva del saber gastronómico.
En ella cuento una historia real sobre el descubrimiento de un, entonces, ‘nuevo’ queso ilerdense, de cabra, al que denominabamos ‘Montsec’, ahora conocido como ‘Cendrat’.
Les dejo con él.
Rafael Rincón JM
«EL ‘MONTSEC´, hoy CENDRAT (EL «QUESO DE LOS HIPPYS)»
Un queso montaraz…unas cabras murcianas…y unas cincuenta tiendas de quesos… Su aventura en la España de 1981-2…y las enormes ganas de progresar y salir adelante.
Aquí tienen la historia de él.
Eramos, jóvenes, osados y queríamos una España moderna. Corrían tiempos en los que para localizar a algún artesano en un pueblo, el mejor `Google´, posible, era el cuartelillo correspondiente de la Guardia Civil o de la Policía o Guardia Urbana, de cada pueblo, a los que se les llamaba diciendo…
«Oiga, buenos días, les llamo de Madrid…..si de la capital….eso, bueno, mire, a ver si es usted tan amables
…gracias, es que como sabemos que ustedes conocen y lo saben todo de su localidad y sus vecinos, no conocerán una señora artesana que hace unos quesos (morcillas, chorizos, butifarras, dulces…lo que se buscase) de ahí, que me dicen se llama Cándida, creo,…sí, esos tan ricos… ¡Ah!, la conoce, bien, podría darme razón, teléfono o dirección…bien, gracias, espero…sí…(tomábamos nota)…bueno pues muchas gracias, buen servicio y a seguir bien»

Podría parecer una conversación de una película del landismo, pero más de una treintena de veces conseguí de esta manera, contactar y comprar productos artesanos de recónditos pueblos con este sistema.
Corría el año 1982 y acabábamos de constituir la asociación de Maestros Queseros Artesanos, una unión de tiendas especializadas que vendían quesos en Madrid, a instancias de Manuel Moreno, codueño y alma de Pastelería Mallorca y del experto busca quesos, Enric Canut, que con la A.F.Q.A. (Asociación para el Fomento del Queso Artesano) habían llegado a un acuerdo de colaboración con el Ministerio de Agricultura, primero con la UCD, de Suarez, y luego con el PSOE, con Carlos Romero de ministro y, en ambos casos a través de Ismael Díaz Yubero, director general de Alimentación y creador del INDO (Instituto Nacional de Denominaciones de Origen) para rescatar, comercializándolos, quesos españoles artesanos auténticos, fuera de los pocos presentes en los circuitos hiperindustriales, de escasísima calidad, que existían entonces.
Se constituyó primero en Madrid, luego en Barcelona (Mesters Formatgers Artisans de Catalunya) y más tarde otro grupo, para el resto de provincias (Maestros Queseros Artesanos de España).
En diciembre del 81, más o menos, Canut nos enseñó un queso artesano…
«que lo hacían una especie de hippys en el Montsec leridano, cerca de Artesa de Segre en el pueblecito de Clúa…»,
nos dijo que él los había ayudado a conseguir y elaborar un original queso de cabra muy atípico, entonces, prensado y cubierto de ceniza, muy intenso pero muy fino, de elegante sabor, que fascinó a entendidos, comerciantes y consumidores.

Pronto, en febrero de 1982, comenzamos a tenerlo en el catálogo de quesos artesanales de M.Q.A., y pronto ante la magnífica acogida en las tiendas asociadas, no dimos abasto para satisfacer la demanda, y tuvimos que solicitar más cantidad a los hippys artesanos cabreros y queseros, que vivían en comuna en casi plena montaña.
El interlocutor era, y sigue siendo parte, Jordi Conejero, que nos comunicó que no podían darnos a la semana más de unos veinte quesos (eran piezas de unos 9550 gramos) para todos nuestros asociados de toda España, que eran alrededor de 61-64.
El queso era, como ahora, sensacional con lo que no alcanzaba ni a media pieza por tienda y semana…¡ un problemón! pues el queso era todo un éxito de ventas, y no nos lo dejaban de solicitar, ya que era una novedad total en la España de los 80.
Por entonces yo, por haber sido el artífice de reunir a las tiendas, presentarlas, en muchos casos y constituir las asociaciones, que había sido idea de don Manuel y mía, era el responsable comercial de las tres asociaciones y el encargado de tratar directamente con todas las tiendas y de almacenar, vender y repartir los quesos artesanales a los asociados.

Por lo que solía dar ideas que ayudarán a solventar los problemas, Enric, me preguntó cómo solucionar el problema.
Después de mucho discurrir y consultar, propuse y fue aceptado el que cada tienda, que quisiera tener más queso, comprara una, o más, cabra murciana, que eran las que ellos tenían. Canut nos dijo costaban 15.000 pesetas (hoy 9 euros, hoy unos costarían entre 160 y 220 euros).
Y así se hizo, no todas lo hicieron, pero alrededor de 50 compraron. Algunas que tenían varias tiendas compraron más de una (en el caso de Pastelerías Mallorca seis).
Se compraron las cabras en Murcia, Canut se encargó de la gestión, nuestra empresa comercializado, Promotora de Maestros Queseros Artesanos) las pagó y facturó al costo a cada tienda, que de esta manera pudo obtener semanalmente quesos de los denominados hippys del Montse, para poder obtener Montsecs a sus clientes. Sólo ellas podían tenerlo las que habían comprado cabra.
Después cada establecimiento recuperó su ‘inversión’ descontando, poco a poco, una parte (50%) en cada factura de compra hasta amortizarla.

Una bonita, solidaria y curiosa historia, que en la época fue muy comentada, que refleja, creo, por una parte el atraso comercial, financiero, logístico y comercial que teníamos y por la otra el gran empuje, las ganas de cambiar, el cooperativismo profesional y la empatía reinante en esa época en nuestra querida España, la de la Transición a la libertad, donde pasamos en poco más de un decenio del blanco y negro al technicolor, tras un breve paso por el sepia.
Lo que evidente era el gran empuje, las enormes ganas de hacer cosas, de salir adelante, que teníamos, éramos algo románticos pero de aquellos polvos vienen estos lodos.
Hace unos cinco o seis años (2014) me reencontré con Jordi Conejero en la I Feria del Queso, en Manzanares, Ciudad Real, donde exponía sus quesos `Cendrat´ (el primitivo y curado `Montsec´) el tierno `Suau de Clua´ y el Tupi.
Rafael Rincón JM

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