por Celso Vázquez Manzanares
La Ruta del Vino de Rueda, que discurre a lo largo de las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila, ofrece enología, gastronomía, paisajes y cultura, para el viajero que quiera disfrutar de una escapada de invierno en pleno corazón de Castilla y León.
La famosa ruta, formada por más de 150 socios (entre bodegas, restaurantes, alojamientos, tiendas, productores), propone un recorrido por las provincias castellanas, con el objetivo de poner en valor una de las zonas más ricas enológica y gastronómicamente hablando de España y fomentar un turismo de calidad.
La ubicación privilegiada de la ruta, un histórico cruce de caminos en el centro de la península, hace que concentre numerosos atractivos para el viajero que busca cada vez más un turismo de cercanía.
El paisaje castellano conduce por un total de 23 municipios que acogen 42 monumentos declarados Bien de Interés Cultural (BIC) por su valor artístico, histórico y etnográfico, 30 bodegas y viñedos visitables, restaurantes que han hecho del ‘slow food’ su sello de identidad, pequeños productores agroalimentarios (como maestros queseros y reposteros) y alojamientos singulares con mucho encanto.
El entorno natural o los espacios museísticos y culturales complementan además este territorio enoturístico cuya denominación de origen fue la primera reconocida en Castilla y León en el año 1980.
La zona de producción está integrada por un total de 74 municipios de las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila. La D.O. Rueda cuenta con unos medios naturales muy favorables para la producción de vinos de alta calidad, siendo una zona especializada en la elaboración de vinos blancos, de amplio reconocimiento nacional e internacional.
Hay tres factores fundamentales que la definen: el clima continental, el suelo cascajoso y la uva verdejo, autóctona de la DO. En la actualidad, Rueda abarca más de 20.000 hectáreas, superando las 74 bodegas inscritas y los 1.600 viticultores.
TRES VINOS, TRES CHOCOLATES
Entre todas las bodegas integradas en la ruta, se ofrece un amplio abanico de posibilidades para adentrarse en el mundo de la viticultura: experiencias como cursos de iniciación, catas verticales, paseos por los viñedos, visitas guiadas a bodegas innovadoras o a las numerosas galerías subterráneas de la zona, muchas de ellas rehabilitadas. También destacan las degustaciones vino queso o chocolate.
Esta última propuesta se puede disfrutar en una de las bodegas de la ruta, Finca Montepedroso, ubicada en la localidad de Rueda (Valladolid). Por San Valentín la familia Martínez-Bujanda organizará ‘Tres vinos, tres chocolates’, una cata de tres de sus referencias con sendas variedades de chocolate.
Y una de las opciones de alojamiento más atractivas de la ruta se encuentra en Castilla Termal Balneario de Olmedo (Olmedo), un complejo termal (erigido sobre una construcción mudéjar del siglo XII) con categoría de cuatro estrellas, que alberga 82 habitaciones, un restaurante y un moderno balneario donde disfrutar de las aguas mineromedicinales del manantial de Sancti Spiritus.
Por San Valentín ha diseñado un plan compuesto por cena especial y baño en su piscina termal nocturna con o sin alojamiento.