por Rafael Rincón JM
En este vibrante mundo atropellado y cosmopolita dónde es más fácil encontrar un sushi decente que una buena morcilla de toda la vida, he tenido la suerte, una vez más gracias a un buen amigo, de descubrir una sencilla modesta y tradicional morcilla de cebolla y arroz típica del Tiétar en la falda sur de la sierra de Gredos, en este caso del bonito y frondoso pueblo de Sotillo de la Adrada en Ávila.
Está privilegiada tierra es un bello rincón de España, encrucijada dónde afluyen o emanan tres grandes regiones naturales españolas la Extremadura que se otea al final del camino, el sur del Norte castellano viejo de la provincia de Ávila y el norte del final del Toledo de las comarcas de la Sagra y de la Jara antes de la Mancha.
Por esa ruta de trashumancias y comercio secular, camino de Toledo a Salamanca, de salida natural del pimentón y tabaco de la vecina Vera, ya extremeña, y a una jornada de la capital del Reino se asentaron pueblos y villas que con el tiempo se han convertido también en zona recreativa de vacaciones y ocio para muchos madrileños y toledanos amantes de los veranos con jersey por la tarde noche y una mantita por si acaso. Pablo Díaz, fue uno de esos avispados emprendedores que en la década de los 90, concretamente en 1992, se dio cuenta de la fama y buena calidad de las chacinas serranas de Sotillo y se animó a fundar un obrador artesanal de morcillas según recetas ancestrales de la familia.
Poco a poco y gracias a la publicidad que sus mismos clientes, fans auténticos de esta morcilla, en un boca a boca ininterrumpido logró fama y éxito.
Años después, Pablo Díaz, fallece y poco a poco se para la elaboración de las morcillas a finales del primer decenio de este siglo.
Hace unos años, una de sus hijos, Cristina, joven emprendedora y enamorada de su pueblo y medio social y ambiental decide quedarse en Sotillo y recuperar la fábrica artesanal de morcillas de su padre.
Inexperta pero despierta, se asesora y con el tesoro de la auténtica receta, fórmula, de su familia, y busca los apoyos necesarios para ponerse en marcha. El objetivo es recuperar el prestigio y la clientela que tenía la firma.
Se centra en hacerla lo mejor y más auténtica posible, con tripas naturales, en el clásico formato regulado de tripas de unos 90/95 gramos, sin ningún ingrediente artificial, atadas con cordel a mano. Elaborando morcillas como las hacían los carniceros chacineros de Sotillo de la Adrada hace 50 o 60 años. Se inscribe en la Agrupación Ávila Auténtica (avilaautentica.es), una organización para apoyar y promocionar productos gastronómicos abulenses de tradición y gran calidad. Les dejamos el video donde la propia Cristina lo cuenta.
Y como es esta morcilla. Desde luego podría catalogarse de suave. No repite. No pica y tiene un agradable comer y muy poca grasa. Pero no es ni mucho menos sosa o insípida. Nada que ver. Reciente, cuando llega, es cremosa, no pastosa, no se nota apenas el arroz, muy aromática, de fino bouquet a chacina, sangre adobada, cebolla y especias. Punto. En el paso por boca muy rica, tiene muy buen comer.
Otra ventaja o virtud es su versatilidad. Yo la he preparado de varias formas, desde cruda, bueno cocida, como viene, hasta con garbanzos en huevos revueltos pasando por piquillos rellenos, en tostada, a la sartén con huevo frito, cocida caliente con lentejas y verduras o hasta en salsa de tomate frito con papardelle al huevo. Siempre rica. Mejor en caliente al fundirse resalta mejor sus especiados, muy finos y largos.
En resumen un embutido artesano pero todo un auténtico producto gourmet capaz de satisfacer los paladares más expertos.
Me recuerda claro está a aquellas morcillas caseras, como las butifarras, salchichas o longanizas frescas que hacían casi todos los carniceros de raza y estirpe. Cada pueblo tenía la suya, cada carnicero su fórmula… artesanía morcillera ya casi pérdida.
Por ello agradezco y mucho a Cristina su decisión, esfuerzo, tesón y tino así como por hacerme feliz un ratito, mientras me deleitó con su rica morcilla y pienso en lo feliz que debe estar su padre por su evocadora labor.
Existe la posibilidad de pedir morcillas de Sotillo Pablo Díaz sin gluten y sin lactosa.
La vende en carnicerías, tiendas y autoservicios de la zona pero también atiende a domicilio en su ágil tienda ‘on line’, en cajas de 2 kilos, unas veinte tripas, a 9’50€ kilo. https://morcillasdesotillo.com/producto/la-autentica-morcilla-de-sotillo/
Ya sabe si las añora como yo o no ha tenido la suerte o edad de conocerlas, contacte con Cristina.
MORCILLAS DE SOTILLO «PABLO DIAZ»
Pol. Ind Las Ventillas, nave 49
05420 Sotillo de la Adrada (Ávila)
Teléfono 695468529