EL PAN, ALIMENTO BENEFACTOR, Y CAUSANTE DEL PRIMER ‘BIG BANG’ GASTRONÓMICO

por Celso Vázquez

El pan nos acompaña desde hace decenas de miles de años en que se convirtió en una de las bases principales de nuestra alimentación y su historia es paralela a la nuestra.

El uso de los cereales por parte del ser HUMANO. En general el pan es un producto alimenticio proviniente del procesado manual de los cereales, con el tiempo se convirtió en mecánico.

Desde que el hombre primitivo es capaz de obtener instrumentos para machacar los cereales que hasta entonces no podían apenas comer, mascándolos y machacándolos hasta obtener una masa o papilla granulada más blanda que podía ingerir con facilidad los cereales entran en su dieta y los come habitualmente. Son fáciles de transportar, encontrar, transportar, pesan pico y no se estropean

En algún momento, seguramente en muchos lugares y fechas por el mundo, observa que dejada ésta, unas horas, crecía y que aplicándole fuego, cocinándolos (gachas, polentas)o asándolos (panes y galletas) y cambiaba de consistencia, mucho más agradable y práctica, duraba y se podía guardar y transladar. Siendo muy posible que fuese la primera aplicación alimenticia cocinada, procesada, por los humanos.

Pero en este escrito queremos incidir sobre como el descubrimiento del pan fue toda una revolución alimenticia y también anímica o espiritual al satisfacer el hambre pero con un gozo excelso, sobre todo al notar la deliciosa sensación de mojar el pan en huevos, sopas o salsas, y poder degustar con sumo placer la sublime sensación del sopón impregnado del suculento guiso.

Todo un ‘Big Bang’ culinario. Así nos lo explica deleitando nos, nuestro amigo periodista y gourmet, Antonio Hernández Rodicio, en este artículo, en ‘telecinco.es.es/gastronomia/alimentación del nuevo portal ‘Gastro de Mediaset’ que reproducimos.

También incluimos uno nuestro sobre las sopas de pan y su importancia en nuestra historia alimenticia.

«CUANDO EL PAN SE ENCONTRÓ CON LA SALSA»

«Todo empezó con un sopón. La miga blanca de una pieza bien horneada empapada en la sustancia reducida de un guiso. Ese es el momento fundacional del placer gastronómico. Hasta entonces, el pan era un actor de reparto y la salsa, el resultado sobrante y funcional del cocinado de unos ingredientes auxiliares torpemente confinados al papel de exaltar al ingrediente principal, generalmente una proteína. Pero desde que el ser humano descubrió el misterio gozoso de mojar pan todo cambió. Y ya somos panarras, paneros o comilones de pan, nos guste la miga, la corteza, el pico, el cantero, el curruncho o el tacón, como guste llamar al remate glorioso de cada pieza. El ser humano se hizo más humano, los cocineros fueron sacados a hombros por sus clientes y los panaderos ascendieron al olimpo de las ciencias del disfrutar.

El inmenso placer de mojar pan: ¿por qué nos gusta tanto?

Le engañan. La expansión del universo no fue a partir del big bang. El mundo se hizo mundo cuando el pan se encontró a la salsa como Harry encontró a Sally. Amor a primera vista. No fue ni la colisión de dos agujeros negros ni el choque de dos membranas. El espacio se expandió la primera vez en el que una miga blanca y prieta se empapó con la esencia reducida de un guiso hecho a fuego lento. Vamos, lo que viene siendo la salsa. Ese momento legendario del primer sopón lo cambió todo.

Es imposible acreditar cuándo y dónde se produjo; imposible saber qué tipo de pan se empleó y cuál fue el ungüento mágico que esperaba en el fondo de la olla. Pero ocurrió. Y aquí estamos, prestos a celebrar la vida cada vez que nos enfrentamos a ese ritual con el que han crecido sanas y robustas unas pocas generaciones de españoles.

El pan es la historia del hombre

El pan es la historia del hombre. Así de sencillo. Y podría ser considerado uno de los primeros hechos civilizatorios. El pan en la mesa nos convierte en parte de algo: de una comunidad —religiosa o no—, de un territorio, de unos usos agrícolas, del hecho cultural de un panadero horneando, de la cofradía del buen disfrute y nos convierte en hijos de un clima. Pero el pan lo transformó todo cuando demostró su poderío aglutinador. La fusión con la salsa, que es la esencia de cualquier cocinado, lo cambió todo. Le dio una segunda vida a la receta.

Mejoró el empeño de los cocineros, que aprendieron que los ingredientes destinados a ensalzar (que no viene de salsa) el producto principal, una vez ligados con sabiduría, no serían accesorios, sino que ganaban un significado profundo y determinante una vez cumplida su primera función. La salsa logró así su papel estelar. Moje pan y los cocineros le sacarán a hombros.

Por eso el Larousse Gastronómico es rácano cuando define la salsa como «preparación más o menos líquida, caliente o fría, que acompaña o sirve para cocinar un manjar. La función de una salsa es añadir a este último un sabor que se armonice con el suyo». Cierto, pero incompleto y pelín cicatero. Desde aquí sugerimos un añadido para la próxima edición del diccionario gastro de referencia, gratis et amore: «Y dicho lo cual, la salsa nació para ser mojada con pan». De nada.

Los comedores de pan

El abogado, citómano, «comentador gastronómico» y gastrónomo Fernando Huidobro recuerda que… SEGUIR LEYENDO EN :

https://www.telecinco.es/gastronomia/alimentacion/20241014/inmenso-placer-mojar-pan-por-que-gusta-pl4y_18_013563239.html

Nuestro articulo:

«LAS SOPAS DE PAN. SALVADORAS ALIMENTICIAS UNIVERSALES»

«El pan nuestro de cada día… sustento y quitafrios de a diario».

Escribí este texto un día, 8 de enero 2021, muy frío con una borrasca de nieve de las que hacía 10 años no acontecía en Madrid. La tormenta «Filomena» barría España entera, de suroeste a norte con vigor gélido y ocasionando daños y perjuicios entre los ciudadanos. En Madrid tardó casi un mes en… SEGUIR LEYENDO EN NUESTRA PÁGINA WEB:

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