VENTRESCA DE BONITO DEL NORTE, AL NATURAL, DE FRINSA

por Celso Vázquez

Una conserva sensacional…

Una conserva que, de verdad, le hace a uno reconsiderar su opinión sobre las grandes conserveras. Un auténtico deleite.

Como algunos lectores recordarán hace un par de semanas recibí para su cata unas conservas de la importante marca conservera gallega, Frinsa.

Entre las tres que nos llegaron (merluza, salmón) estaba una ventresca, ijada o ijar al natural, de atún blanco, ‘thunnus alalunga’, conocido también por bonito del norte. No son novedosas, al revés hay muchas,  casi todas en aceites, oliva y refinados de semillas, y menos en escabeche y muy pocas al natural.

Pero me la recomendaron encarecidamente en Frinsa, porque según ellos, se elaboraba con un ‘procedimiento singular’, y realmente era ‘especial’.

He realizado toda una serie de fotos, desde el etiquetado al montado con pimientos del piquillo en el que, después de probarla sola, he comido los filetes de la lata.

Vamos con la cata. La caja etiquetada es de la línea gourmet de Frinsa, con un diseño elegante y estética algo miniamialista, con fondo blanco brillante y con todos los requisitos de información necesarios.

La lata viene con el, ya habitual, abrelatas de anilla, cómodo y efectivo, se abre muy fácil. El aspecto muy natural, el pescado en su color natural, marrón muy claro, brillante y lustroso, con un aspecto de frescura que se nota, se ve. Al presionar, con el tenedor, ya se ven los delicados filetes de la ventresca que se pueden separar con facilidad si lo hacemos con atención por su extrema delicadeza.

Al abrirlo el pescado huele a él, a la frescura de una buena y cuidada cocción, su aroma es limpio, fresco e intenso. Apetece ya comerlo. El caldo es natural, nada salado, sin impurezas ni aliños, olor también fresco, a mar.

En boca sigue en línea, es casi casi como tomarla fresca al vapor o cocida al natural. De sabor muy rico, con el equilibrio de grasa y finura del bonito del norte. Sensación agradable, natural, marina. Textura frágil, pero entera, se deshace con la leve presión de la lengua. Deja la boca limpia, fresca, nada grasa y con posgusto ligero marino.

Alguna vez he comido ventrescas, del ‘Alalunga’, en semiconservas artesanas o de pequeñas casas especializadas, gallegas, astures, cántabras, vizcaínas o en especial guipuzcoanas. Pero como ésta y, en conserva, ninguna. Un verdadero placer.

Y entre panes con las tiras de piquillo se obtiene una fresca y ligera armonía casi perfecta. Se come rápido y deja una fresca y superagradable  sensación gozosa en la boca.

Yo la he comido así. Pero es ideal para tomarla sola, aliñada con una vinagreta a su gusto, con anchoas en salazón, con buen tomate fresco, en pinchos con crustáceos, en ensaladas…

Sé, por comentarios de lectores conocedores y gourmets avezados, que hay otras de conserveras artesanales muy especializados pero creo que,  aparte de que es una SENSACIONAL CONSERVA, es destacable que la elabore una de las más grandes industrias del sector. Lo cual tiene su MÉRITO y reconocerlo es de ley.

No sé si esta ventresca al natural está o es fácil de localizar en la distribución comercial o especializada, pero Frinsa tiene tiendas propias en varias ciudades españolas y ‘on line’ (www.frinsa.es), donde tiene información completa de todo ello y de éste y otros productos de la firma.

Frinsa exporta a casi todo el mundo pero a nuestros lectores, de fuera de España, profesionales o particulares, abajo les dejo web y teléfono.

La lata de ventresca al natural está a 8 euros. 

Si me hace caso, gracias. No le defraudará.

Rafael Rincón JM

www.frinsa.es

Tfno. información: 34 981 835005

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