por Celso Vázquez Manzanares
Una de las actividades que los madrileños y visitantes realizan estos días además de disfrutar del alumbrado navideño es recorrer los mercadillos que con motivo de estas fechas se ubican en algunas plazas de la capital como en Plaza Mayor, Isabel II, Juan Goytisolo y Plaza de España. En ellos se pueden encontrar una gran variedad de productos gastronómicos y artesanales, además de figuras de Belén, decoración navideña y regalos originales.
Uno de los mercados navideños más populares de la ciudad, con más de 100 años de historia, es sin duda el que se instala todos los años en la Plaza Mayor. Cuenta con un total de 104 casetas distribuidas en forma de U alrededor de la estatua ecuestre de Felipe III. En cuanto al horario, esta zona comercial navideña estará abierta hasta el día 31, entre las 10 y las 21 horas de domingo a jueves, y de 10 a 22 horas los viernes, sábados y vísperas de festivos.
Del mismo modo, la Plaza Isabel II, situada frente al Teatro Real y junto a la estación de Metro de Ópera, también acoge hasta el 8 de enero su propio mercadillo navideño. En él, los visitantes podrán encontrar, de 10 a 22 horas, productos artesanales como joyería, regalos o complementos; pero también puestos que ofrecen lo mejor de la gastronomía típica de la Navidad.
Por su parte, la Plaza de Juan Goytisolo, junto al Museo Reina Sofía, destaca por su tradicional pista de patinaje, con la que se puede pasar un buen rato tras haber realizado alguna compra en sus puestos de artesanía, regalos y gastronomía. Este mercadillo navideño estará abierto hasta el 31 de diciembre de 10 a 22 horas.
Finalmente, y para terminar este pequeño ‘tour’ por algunos de los mercados de la ciudad, te recomendamos ‘La Navideña’, en Plaza de España. Esta zona comercial ofrece hasta el 7 de enero una amplia oferta de actividades para toda la familia como la pista de hielo natural, puestos de artesanía y gastronómicos, además de actuaciones teatrales y circenses. Este emplazamiento cuenta con decoración y ambientación del cuento ‘El Cascanueces’, haciendo un guiño a la historia de la propia plaza y al Cuartel de San Gil que estuvo situado allí hace años.
